lunes, 18 de abril de 2011

CASTAÑOS, LAS VOCES DEL BOSQUE

     El soto arbolado quedó de nuevo en calma. En el atardecer, sobre las ramas altas, un mirlo se baña con la última llama de sol mientras despide al día con su trino melancólico. Aún tienen cerrados sus párpados las estrellas cuando la postrera luz crepuscular consigue, a duras penas ya, proyectar sombras. Es la hora en la que el viento y el arroyo conversan antes de que el cárabo sobresalte a la noche con su inquietante llamada. ¿Sólo, el arroyo y el viento?. Hay voces en la espesura que ningún oído humano descifraría. Voces que se vienen repitiendo desde los lejanos tiempos en que, arrinconados por las glaciaciones, los majestuosos árboles que protagonizan esta historia, estuvieron a punto de desaparecer del occidente mediterráneo. No sucedió así, por fortuna, porque el clima se fue suavizando y porque, gracias a su inherente bondad, se congraciaron con los hombres que los extendieron por todas las montañas de Iberia. Así, como nuevos colonos, llegaron a las tierras del roble adaptándose e integrándose rápidamente con la comunidad de seres vivos que la habitaban como si siempre hubieran estado allí. Y ahora resuenan, en la calma del soto, las voces ancestrales. Es imposible escucharlas, ni percibirlas a través de ninguno de los sentidos, pero cada atardecer, durante siglos, se repite el coloquio de los venerables ancianos del arroyo del Temblar:

     -Menuero: “¿Eh?, ¡Retorcío!. Pregúntale al Hondonero si se han ido ya esos... humanos”.
     -Retorcío:  “¡Otra vez me toca a mi ejercer de mensajero!. Pues no hace falta, yo mismo puedo ver desde aquí que no queda ya ningún extraño. Se han ido todos, sí. Tampoco pasaría nada porque habláramos en sus narices. Pocos son los que entenderían el extraño lenguaje de los árboles”.
     -Menuero: “Siempre soy el último en enterarme de lo que pasa. Además, vosotros ahí delante, me quitáis la vista del valle”.
     -Bronco: “¡Para lo que hay que ver!. Abajo, en el valle, los humanos han construido una nueva vía de “incomunicación”, ellos la llaman autovía, una barrera infranqueable en lo que fue la Via Lata de nuestros benefactores los romanos, Al-balat “El Camino” de los árabes que luego se pobló de rebaños trashumantes y de peregrinos”.
     -Del Arroyo: “¡Qué me vas a decir a mí que soy el más veterano!. Cuando nací esta era una tierra de frontera. Recuerdo que...”
     -Bronco: “¡Abuelo, abuelo!. ¡Cuénteme otra batallita!”.
     -Del Arroyo: “Oigo como el rumor del arroyo que corre a mis pies y con cuyas aguas cristalinas he sido bautizado”.
     -Bronco: “¡Poeta de pacotilla!”.
     -Retorcío: “¡Ah!, los humanos. Esos si que han cambiado. Antes, tan pragmáticos, sólo les interesábamos en el tiempo de la cosecha. Ahora vienen a admirarse de nosotros, a abrazarse a nuestros añosos corpachones, en una especie de misticismo del que no queda memoria desde la época en que vetones, vacceos y lusitanos se disputaban este escondido rincón donde vivimos. Por cierto... ¿alguien sabe que le pasa al Hondonero que permanece tan callado?”
     -Bronco: “Se ha quedado ensimismado, vivo ejemplo de discreción arbórea. Desde que es famoso y todos quieren retratarse con él se le ha subido un ataque de “creiditis” por las raíces”.
     -Hondonero: “Fon-do-nei-ro. Se non vos importa chamádeme Fondoneiro. Dende agora só falarei na miña lingua materna. Non e a miña culpa se os anos fixéronvos esquezer a orixe da castaña que nos exendrou.   (Traducción) 
CASTAÑO EUROPEO
Castanea sativa Miller.

Castellano: Castaño, castaño regoldo. Catalá: Castanyer. Euskera: Gaztañondo, gaztena. Galego: Castiñeiro, castiro. Alemán: Edelkastanie, echte kastanie, marone. Inglés: Sweet chesnut, spanish chesnut. Francés: Châtaignier. Italiano: Castagno. Portugués: Castanheiro, catanherira. 

Familia: Fagaceae.
Etimología: El origen de la palabra “Castanea” puede proceder de la antigua ciudad griega de “Kastana”, situada en el Ponto Uxino, junto al Mar Menor (actualmente pertenece a Turquía y se la conoce como Kastanania). Otra versión sobre la procedencia de la palabra es el término celta “Castan” con el que se referían los pueblos célticos a nuestro árbol, donde desde siempre han mantenido una verdadera cultura del castaño.
 El nombre específico “sativa” deriva del latín "sativus-a-um" que significa “lo que se cultiva o se planta”.

Lugar de origen: La creencia más extendida sobre el origen del castaño es que puede proceder de Asia Menor y toda la zona circunmediterránea desde los Balcanes hasta el Caúcaso, atribuyéndose a griegos y romanos su dispersión desde allí al resto de Europa. Sin embargo existen registros fósiles que indican su presencia en otras zonas, entre ellas la península Ibérica, en épocas remotas muy anteriores a su introducción por los romanos. 
Descripción:
El castaño es un árbol corpulento de hoja caduca (aunque en ocasiones puede desarrollar cierta marcescencia), con la copa ancha y redondeada y que puede pasar de los 30 m de altura. Posee una corteza lisa de color grisáceo-verdoso en los ejemplares más jóvenes tornándose a pardo-rojizo y con grietas profundas en los ejemplares adultos y viejos. Las hojas de 10 a 25 cm de largo son simples, lanceoladas, con bordes dentado-crenados  y se distribuyen de forma alterna a lo largo de las ramas. Son de textura correosa y color verde intenso por el haz y más claro por el envés. Poseen un pedúnculo corto. Sus flores masculinas son amentos florales erectos llamados popularmente “candelas” o “retamas”, que nacen en las axilas de las hojas. Las flores femeninas se reúnen en la base de los amentos masculinos en grupos reducidos formando una cúpula con brácteas aciculares y punzantes. Los frutos son las castañas y tienen forma redondeada terminada en un ápice peloso. Poseen una cáscara correosa de color pardo rojizo muy oscuro y se presentan en número de 1 a 3 en el interior de una cápsula globosa endurecida y cubierta de espinas. Esta cápsula recibe el nombre de “erizo” o “pellizo” y es de color verde volviéndose  pardo al madurar.

Amentos masculinos de castaño
Cultivo:
El castaño es un árbol que prefiere los suelos silíceos, creciendo mejor en terrenos fértiles, sueltos, profundos y bien drenados, huyendo siempre de los encharcamientos. No se adapta bien a los terrenos calcáreos aunque en lugares de lluvias intensas puede llegar a desarrollarse correctamente con los suelos lavados por los frecuentes chubascos. Resiste bien el frío invernal, sin embargo es sensible a las heladas tardías primaverales. Se reproduce muy bien mediante semillas pero, debido al ataque de ciertas enfermedades como “la tinta”, en la actualidad es más habitual su reproducción mediante la creación de híbridos resistentes a esta enfermedad o mediante injertos.

Utilización:
Tradicionalmente se han cultivado los castaños por su madera y por sus frutos. La madera se utilizaba y aún se utiliza en la construcción, empleándose para suelos y tejados, vigas, puertas y ventanas. Es una madera apropiada para ebanistería utilizándose tradicionalmente en la elaboración de toneles y la fabricación de bastones para andar. Las castañas se utilizan para la alimentación humana ya sean asadas, hervidas, molidas para la obtención de harina o en la elaboración de recetas especialmente en pastelería. También se utilizaba tradicionalmente para alimentar al ganado. Asimismo posee un gran valor ornamental utilizándose como ejemplar aislado en jardines o para alineación en paseos o avenidas.

Detalle de la flor femenina del castaño
Propiedades medicinales:
La corteza y las hojas se usan en el tratamiento de la "tos ferina". El cocimiento de las hojas se utiliza para tratar las inflamaciones de la boca y la garganta, por medio de enjuagues bucales. Se usa también como expectorante. Debido al gran contenido de taninos, sobre todo en su corteza, posee propiedades astringentes que le hacen útiles para cortar las diarreas agudas. Otros principios activos del castaño son la pectina y un gran contenido de aceites esenciales.

Plagas y enfermedades:
Desgraciadamente el castaño está recibiendo embestidas de diversas patologías que están mermando su capacidad de supervivencia. Entre ellas tenemos que destacar a la enfermedad denominada “La Tinta” que ataca desde la base del tronco y que está producida por dos hongos del género Phytophthora:(Ph. cambivora y Ph. cinnamomi), contra la cual la única medida eficaz se centra en la obtención de variedades resistentes por hibridación (híbridos de Castanea sativa y C. crenata) o mediante injertos de especies resistentes (C. crenata, C. mollissima). Otra enfermedad de graves consecuencias es “El Chancro”, producida por otro hongo (Endothia parasitica), cuyo tratamiento se reduce a intentar cortar su propagación eliminando la zona afectada mediante podas. Otra patología habitual es el “Corazón Anillado” consistente en la separación de los anillos de crecimiento anual del tronco, producido probablemente por situaciones ambientales adversas (sequías, heladas, terrenos pobres, etc.) cuyo principal daño se produce para la industria maderera.

Frases y refranes:
La figura del castaño, ampliamente arraigada en nuestra cultura, le hace muy prolífico en frases populares y refranes. Todos conocemos frases como:
-        “Pasar de castaño oscuro” (convertirse en intolerable una cosa que, sin ser adecuada, hasta el momento era admisible).
-        “Sacarle a alguien las castañas del fuego” (solucionarle  a otro la situación apurada en que se encuentra).
-        “Querer costal y castañas” (Pretender todas las ventajas o querer que sólo existan beneficios).
Asimismo  el  castaño es un elemento frecuente en los refraneros:
-        “Al nogal y al castaño no le valen el engaño”.
-        “Castañas verdes por Nadal, saben bien y pártense mal”.
-        “Por San Cebriano, castaña en mano”.
-        “Por Santa Liceta, castaña prieta”.
-        “Darles castañas al castañero, ¡ vaya salero!”.
-        “Relámpagos por San Juan, las castañas lo pagarán”.
-        “Las castañas quieren en Agosto arder y en Septiembre beber” 
Castaños del Temblar. A la izquierda "Hondonero", el más emblemático de los cinco ejemplares singulares de Segura de Toro. A la derecha el "Castaño del Arroyo" el más antiguo con alrededor de 800 años de edad.
Curiosidades:
     Siempre se ha dicho que el castaño era una especie que había sido introducida en la Península Ibérica por los romanos. Es cierto que los bosques actuales proceden de la propagación ancestral efectuada por el hombre, sin embargo recientes estudios realizados sobre muestras de polen fosilizado han demostrado que hace millones de años, en la Era Terciaria, el castaño se extendía por España y otros países europeos manteniendo su presencia hasta las glaciaciones del Cuaternario, quedando a partir de entonces desplazado a zonas costeras de clima más suave. Así, pudo sobrevivir en regiones como Galicia, la costa cantábrica y catalana, habiendo incluso indicios de su cultivo mucho antes de la llegada de los romanos.
     Aunque no tan antiguos, se conservan en la actualidad ejemplares de castaño  singulares por su longevidad por toda la geografía peninsular que nos muestran la gran tradición castañera de nuestra tierra. Ejemplo de ello son los Castaños del Temblar, los protagonistas de nuestro relato. Son un conjunto de cinco castaños monumentales situados en un antiguo huerto abancalado junto al Arroyo del Temblar en el municipio de Segura de Toro (Cáceres). Todos ellos han sido apodados con nombres peculiares en consonancia con su aspecto o características. Así el ejemplar denominado Hondonero, recibe su nombre por estar situado en la parte más honda de la finca. Este castaño está considerado el más destacado y valioso de Extremadura por sus impresionantes dimensiones (con una altura total de 25 m., tiene un perímetro de tronco de 7,8 m. medidos a 1,30 m. de altura, un diámetro máximo de copa de 25,6 m. y una edad estimada de 700 años). Más arriba, cerca del arroyo, encontramos al denominado Castaño del Arroyo que es el ejemplar más longevo de estos cinco castaños, con una edad estimada de 800 años. Más apartados se encuentran los otros tres: uno cuyo tronco nos muestra las formas sinuosas de las hendiduras de su corteza al que llaman Retorcío, otro con el tronco en espiral llamado Bronco y el más alejado del arroyo El Menuero, que al recibir menos humedad es el que da frutos más menudos.
     Repartidos por toda la península existen también numerosos castaños de características similares dignos de destacar como el Castaño Santo en la Sierra de las Nieves en Málaga con más de 800 años de antigüedad, o el castaño de Villar de Acero en León al que llaman O Campano, que es el de mayor perímetro de España con 15.95 m., sin olvidar otros castaños singulares como el castaño de Pesaguero en Cantabria, el de San Román de Sanabria en Zamora, el Castanyer Gros d’en Cuc en Barcelona, el castaño del Corbiche en la provincia de Cáceres, el de Bahamonde en Lugo (con una capilla  tallada en su interior), e incluso en las Islas Canarias, en la isla de Tenerife, donde está el castaño de Aguamansa, conocido como el “castaño de las siete pernadas”.
Castaños del Temblar: De izquierda a derecha "Bronco", "Menuero" y "Retorcío"

4 comentarios:

  1. Interesante y original entrada introduciéndonos a las curiosidades del castaño, como siempre..., me he quedado sorprendida con los tamaños que pueden alcazar éstos increíble... Un saludo tienes una forma muy curiosa de enfocar el blog, siempre te lo pasas bien entrando aquí...

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  2. Vaya que tienen historias que contar esos castaños.

    Hasta pronto.

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  3. qué interesantes historias ¡¡¡ enhorabuena por el blog ¡¡¡
    un saludo desde la sierra Córdoba

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  4. Desde siempre me han encantado los castaños, porque dan sombra, madera noble y fruto. Sabia que podían durar muchos años, pero no tantos como indicas en tu blog. Tengo 6 plantados en la sierra de Gredos y están hermosos, aunque de momento son jóvenes (unos 10 años). Creo que has dedicado mucho tiempo a este articulo y me gustaría felicitarte porque me ha encantado. Enhorabuena!! Visitaré mas veces tu blog.

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