lunes, 10 de diciembre de 2012

POESÍAS: LAS ENCINAS (ANTONIO MACHADO)

 
 
A los Sres. de Masriera 
 
¡Encinares castellanos
en laderas y altozanos,
serrijones y colinas
llenos de obscura maleza,
encinas, pardas encinas;
humildad y fortaleza !


Mientras que llenándoos va
el hacha de calvijares,
¿nadie cantaros sabrá,
encinares?

El roble es la guerra, el roble
dice el valor y el coraje,
rabia inmoble
en su torcido ramaje;
y es más rudo
que la encina, más nervudo,
más altivo y más señor.


El alto roble parece
que recalca y ennudece
su robustez como atleta
que, erguido, afinca en el suelo.
 

 
El pino es el mar y el cielo
y la montaña: el planeta.
La palmera es el desierto,
el sol y la lejanía:
la sed; una fuente fría
soñada en el campo yerto.
 

 
Las hayas son la leyenda.
Alguien, en las viejas hayas,
leía una historia horrenda
de crímenes y batallas.
 

 
¿Quién ha visto sin temblar
un hayedo en un pinar?
Los chopos son la ribera,
liras de la primavera,
cerca del agua que fluye,
pasa y huye,
viva o lenta,
que se emboca turbulenta
o en remanso se dilata.
En su eterno escalofrío
copian del agua del río
las vivas ondas de plata.
 

 
De los parques las olmedas
son las buenas arboledas
que nos han visto jugar,
cuando eran nuestros cabellos
rubios y, con nieve en ellos,
nos han de ver meditar.
 

 
Tiene el manzano el olor
de su poma,
el eucalipto el aroma
de sus hojas, de su flor
el naranjo la fragancia;
y es del huerto
la elegancia
el ciprés obscuro y yerto.
 

 
¿Qué tienes tú, negra encina
campesina,
con tus ramas sin color
en el campo sin verdor;
con tu tronco ceniciento
sin esbeltez ni altiveza,
con tu vigor sin tormento,
y tu humildad que es firmeza?
 

 
En tu copa ancha y redonda
nada brilla,
ni tu verdiobscura fronda
ni tu flor verdiamarilla.
 

 
Nada es lindo ni arrogante
en tu porte, ni guerrero,
nada fiero
que aderece su talante.
Brotas derecha o torcida
con esa humildad que cede
sólo a la ley de la vida,
que es vivir como se puede.
 
El campo mismo se hizo
árbol en ti, parda encina.
Ya bajo el sol que calcina,
ya contra el hielo invernizo,
el bochorno y la borrasca,
el agosto y el enero,
los copos de la nevasca,
los hilos del aguacero,
siempre firme, siempre igual,
impasible, casta y buena,
¡oh tú, robusta y serena,
eterna encina rural
de los negros encinares
de la raya aragonesa
y las crestas militares
de la tierra pamplonesa;
encinas de Extremadura,
de Castilla, que hizo a España,
encinas de la llanura,
del cerro y de la montaña;
encinas del alto llano
que el joven Duero rodea,
y del Tajo que serpea
por el suelo toledano;
encinas de junto al mar
-en Santander-, encinar
que pones tu nota arisca,
como un castellano ceño,
en Córdoba la morisca,
y tú, encinar madrileño,
bajo Guadarrama frío,
tan hermoso, tan sombrío,
con tu adustez castellana
corrigiendo,
la vanidad y el atuendo
y la hetiquez cortesana!...
Ya sé, encinas
campesinas,
que os pintaron, con lebreles
elegantes y corceles,
los más egregios pinceles,
y os cantaron los poetas
augustales,
que os asordan escopetas
de cazadores reales;
mas sois el campo y el lar
y la sombra tutelar
de los buenos aldeanos
que visten parda estameña,
y que cortan vuestra leña
con sus manos.
 
 
Autor: Antonio Machado

viernes, 19 de octubre de 2012

LAS ENCINAS


Mientras que llenándoos va

el hacha de calvijares,

¿nadie cantaros sabrá,

encinares?

                        (A. Machado) 


     Dichosa edad y siglos dichosos aquellos a quien los antiguos pusieron nombre de dorados; y no porque en ellos el oro, que en esta nuestra edad de hierro tanto se estima, se alcanzase en aquella venturosa sin fatiga alguna, sino porque entonces los que en ella vivían ignoraban estas dos palabras de tuyo y mío. Eran en aquella santa edad todas las cosas comunes: a nadie le era necesario para alcanzar su ordinario sustento tomar otro trabajo que alzar la mano, y alcanzarle de las robustas encinas que liberalmente les estaban convidando con su dulce y sazonado fruto. Las claras fuentes y corrientes ríos, en magnífica abundancia, sabrosas y transparentes aguas les ofrecían. En las quiebras de las peñas y en los huecos de los árboles formaban su república las solícitas y discretas abejas, ofreciendo a cualquiera mano sin interés alguno la fértil cosecha de su dulcísimo trabajo.
     Los valientes alcornoques despedían de sí, sin otro artificio que el de su cortesía, sus anchas y livianas cortezas, con que se comenzaron a cubrir las casas sobre rústicas estacas sustentadas, no más que para defensa de las inclemencias del cielo. Todo era paz entonces, todo amistad, todo concordia: aún no se había atrevido la pesada reja del corvo arado a abrir ni visitar las entrañas piadosas de nuestra primera madre, que ella sin ser forzada ofrecía por todas las partes de su fértil y espacioso seno lo que pudiera hartar, sustentar y deleitar a los hijos que entonces la poseían.

                                                     Fragmento del Capítulo XI de la Primera Parte del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, por Miguel de Cervantes.
“De lo que sucedió a D. Quijote con unos cabreros”.

Encina (Quercus ilex subsp. ballota)

ENCINA

Quercus ilex, L.
Encina, alsina, carrasca, chaparro, sardón.
Familia: Fagaceae.
Etimología: La palabra “Quercus” viene de la cultura celta y significa “árbol hermoso”. Los romanos llamaron a la encina “Ilex” que a su vez deriva del griego “hyle”, palabra que significaba “madera”. De la deformación del vocablo original ilex, ilicis surgió la denominación vulgar “ilicina” que dio lugar al la actual “encina” o “alsina” como se le conoce en algunos lugares.
Lugar de origen: Países mediterráneos.

Aspecto del follaje de la encina continental (subsp. ballota)
Descripción:
La encina es un árbol de hoja perenne de hasta 20 metros de altura que en determinadas condiciones puede presentar forma arbustiva. Su aspecto más frecuente es el de un árbol de copa redondeada o ligeramente aplastada, aunque de joven suele formar matas arbustivas. La corteza es de color verde grisáceo y textura lisa cuando es joven, oscureciéndose y agrietándose con el paso del tiempo. Sus hojas perennes son coriáceas y permanecen en el árbol entre dos y cuatro años antes de caer. Son glabras y de color verde oscuro por el haz y tomentosas y de color verde pálido por el envés. Tienen forma variable, presentando fuertes espinas en el borde cuando la planta es joven aunque también es frecuente encontrar este tipo de hojas en las ramas bajas de los ejemplares adultos. Las hojas de las ramas altas, sin embargo, carecen de espinas.
La encina es una planta monoica cuyas flores masculinas aparecen en amentos erectos que terminan colgando tras su desarrollo. Son de color amarillo, cambiando en su evolución hacia tonos anaranjados y adquiriendo finalmente un color parduzco en su madurez. Las flores femeninas son de tamaño pequeño y aparecen aisladas o en grupos de dos. Su color es rojizo al principio y amarillo-anaranjado en su madurez. La floración se produce de marzo a mayo.
Los frutos son bellotas, características del género Quercus. Son de color verde al principio tornándose marrón oscuro brillante cuando están maduras. Poseen una cúpula o caperuza que las distingue de otras especies del género formada por brácteas muy apretadas que cubren casi un tercio de su tamaño. La época de maduración es de octubre a noviembre.

Comparativa de las hojas de la encina continental (izqu.)
y las de la encina litoral (derecha).
Subespecies:
En la Península Ibérica desde antiguo se distinguieron características diferentes entre las encinas que habitaban en las zonas del litoral y las que lo hacían en el interior. Así las primeras se caracterizaban por tener unas hojas más grandes y alargadas y unas bellotas de sabor amargo, mientras que las encinas continentales tenían las hojas redondeadas y las bellotas de sabor dulce. Esta singularidad hizo pensar que se trataban de especies diferentes, asignando a la especie continental un nuevo nombre: Quercus rotundifolia. Sin embargo, estudios taxonómicos más recientes pusieron de manifiesto que no se trataba de especies distintas sino que se trataba de dos subespecies diferentes. Así, la encina litoral pasó a llamarse Quercus ilex subsp. ilex y la encina continental se denominó Quercus ilex subsp. ballota. También son frecuentes ejemplares con características intermedias (mestos), sobre todo en las zonas que comparten ambas subespecies.

Diferentes formas de hojas de la encina continental.
Cultivo:
La encina es una árbol que crece en todo tipo de terrenos prefiriendo los sustratos calizos. No acepta sin embargo los terrenos demasiado arenosos, salinos o encharcados. Tiene preferencia por las zonas soleadas y secas aunque soporta bien el frío. Tolera bien las podas, requiriendo un saneamiento de las ramas que puedan ir secándose. También se pueden realizar podas de formación aun aquellas que sean de carácter radical, pues la encina está capacitada para rebrotar de raíz si fuera necesario. Sin embargo en sus primeras fases de vida soporta mal los transplantes. La encina normalmente se reproducen mediante semillas aunque también puede multiplicarse mediante brotes de raíz y de cepa.

Utilización:
El uso más generalizado de la encina es para la alimentación del ganado, especialmente del porcino ya que una dieta a base de bellotas de encina es fundamental para la obtención de un jamón ibérico de calidad. Las bellotas más dulces también son utilizadas para el consumo humano, tostándolas de forma similar a las castañas. La madera de la encina, por su dureza, es utilizada para la fabricación de piezas que requieren una alta resistencia como herramientas, arados, pilares, vigas, etc. También es una excelente leña y es utilizada en la fabricación de carbón vegetal (ver abajo, video). La corteza, rica en taninos, sirve para curtir cueros, siendo utilizada por este motivo sobre todo en países norteafricanos como Marruecos. Indirectamente, las encinas son importantes en la obtención de diversos hongos comestibles ya que es un árbol que establece relaciones simbióticas con dichos hongos de los que destacan las codiciadas trufas.


Frutos de la encina (bellotas).
Propiedades medicinales:
La corteza es astringente lo que la hace indicada para el tratamiento de la diarrea, aunque está contraindicado en casos de gastritis o úlcera gastroduodenal. Con las hojas y bellotas machacadas se realiza un cocimiento muy útil para desinfectar heridas y ulceraciones dérmicas y bucales. La encina también tiene propiedades para el tratamiento de la hipersudoración corporal, conjuntivitis, faringitis, dermatitis, eritemas y prurito.

Plagas y enfermedades:
La primera de las causas de mortalidad de este árbol es la llamada “seca de la encina”, que provoca un decaimiento generalizado, apareciendo amarilleo de las hojas  y una posterior caída generalizada, así como la muerte de ramas y ramillas. La planta reacciona con la emisión de numerosos brotes pero termina sucumbiendo con la necrosis de la raíz. No se conocen con precisión las causas pero se piensa que están implicados ciertos hongos como Phytophtora cinnamomi, Hypoxylum mediterraneum, Diplodia o Armillaria mellea, así como las posibles prácticas inadecuadas como podar fuera de época o sin la higiene necesaria (desinfectantes, cicatrizantes, etc.)
Entre las plagas destacan la mariposa Tortrix viridiana cuya oruga es causante de su desfoliación o también algunos taladradores entre los que destacan las larvas de escarabajos como el Cerambyx cerdo.

A la izquierda, flores femeninas de la encina. A la derecha las masculinas (amentos).



Encinas monumentales:
Se calcula que en España existen más de 3.500 ejemplares de distintas especies considerados singulares o monumentales por sus especiales características. De ellos 439 son encinas, con diferencia el árbol más representado. De entre estos ejemplares queremos destacar a dos: la encina de Zarza de Montánchez (Cáceres), llamada popularmente “La Terrona”, que con sus impresionantes medidas (16 metros de altura, 775 cm de perímetro de tronco y 27 metros de copa) se considera la encina más grande de España y posiblemente del mundo. Sus aproximadamente 800 años de vida la convierten en una de las más longevas, sin embargo no se acerca a los 1.200 años que se le calculan al otro ejemplar que queremos destacar, “La encina de las Tres Patas” situado en la localidad navarra de Mendaza. Ésta pese a su longevidad es sin embargo algo más pequeña con unas dimensiones de 15 metros y medio de altura, 770 cm de perímetro de tronco y 19,20 metros de copa.

"La Terrona". La Encina más grande de España.
Refranes:
- “La mayor encina fue bellota chiquitina”.

-Leña de encina, córtela mi yerno y quémela mi hija”.

- “Al alcornoque no hay palo que le toque, sino la encina que le quiebra la costilla”.

- “Calagozo corta encina, que no cola vulpina”.

- “En Extremadura las encinas dan jamones y los carrascos salchichones”.

- “Pan de trigo, leña de encina y vino de parra sustentan la casa”.

- “Por octubre podarás, mas la encina dejarás”.

- “Si la encina tiene mucho moco, en la montanera da poco”. (Se refiere al “moco” como las flores colgantes masculinas y su abundancia en detrimento de las femeninas que son las que dan el fruto).

Municipios españoles:
La tradición de la encina es tan importante en España que numerosos municipios han tomado su nombre de este árbol.  Ejemplo de ello son:

-A Enciñeira (Lugo)
-Alzina D’Alnyá (Lleida)
-Baños de la Encina (Jaén)
-Encinacorva (Zaragoza)
-Encina de San Silvestre (Salamanca)
-Encinarejo de Córdoba (Córdoba)
-Encinares (Ávila)
-Encinas (Segovia)
-Encinas de Abajo (Salamanca)
-Encinas de Arriba (Salamanca)
-Encinas de Esgueva (Valladolid)
-Encinas Reales (Córdoba)
-Encinasola (Huelva)
-Encinasola de los Comendadores (Salamanca)
-Encinedo (León)
-Encinillas (Segovia)
-Estación de la Encina (Alicante)
-La Encina (Salamanca)
-La Encina (Santander)
-L'Alzina (Lleida)
-L'Alzinar (Barcelona)

Típica dehesa repleta de encinas.
MEDITERRÁNEO
Un mar, un clima, un ecosistema, una civilización.
     Hace 6.000 años, cuando comenzó a aflojarse la tenaza del hielo que cubría Europa, la cuenca del mar Mediterráneo era una selva impenetrable. Encinas, alcornoques, robles, pinos, enebros y sabinas ocupaban llanuras y montañas, valles umbríos y abrigadas solanas. El antiguo cazador neolítico al iniciar la domesticación de los animales a los que antes perseguía fue abandonando poco a poco la vida nómada. Primero el lobo, convertido en su fiel acompañante, luego el prolífico jabalí y tal vez, el toro ancestral (Bos primigenius). Así del clan se pasó a la tribu y las palabras “tuyo” y “mío” comenzaron a pronunciarse.
     El auge de la ganadería fue separando los árboles del bosque permitiendo que la luz solar alcanzara el suelo y produjera un frugal pero nutritivo pasto verde desde el otoño hasta el final de la primavera cuando el efecto de la sequía estival terminaba agostándolo. Al espaciarse las encinas redondearon sus copas aumentando la producción de bellotas, sus dulces y calóricos frutos, complemento alimenticio perfecto durante los meses de otoño e invierno, no ya sólo para el ganado sino también para el propio ser humano. Este es el nacimiento o la creación de la dehesa, la más afortunada de las intervenciones del hombre en la naturaleza pues no sólo no se destruyó el bosque primitivo sino que éste fue enormemente enriquecido en su diversidad biológica.

CARBÓN DE ENCINA
Para finalizar nos ha parecido interesante subir este video que hemos encontrado en Youtube en el que se explica cómo se fabrica el carbón con la  madera de encina. El video ha sido realizado por forestman y lo podéis seguir en su magnífico blog. 

martes, 14 de agosto de 2012

MANGLARES

     Tuvo que ser aquel inoportuno huracán, Giliberto, el que me arrancara de la tutela de mi progenitor justo la víspera del día que había previsto llevar a cabo el plan preconcebido de mi definitiva emancipación: dejarme caer con la marea alta, acaso bajo el influjo de la luna creciente, deslizarme silenciosa y subrepticiamente hasta tomar posesión, no muy lejos, como pionero de alguna ribera virgen.
     Es verdad que los planes si salieran siempre a pedir de boca resultarían bastante aburridos, por el contrario aquí estoy en mitad del océano y son, he perdido ya la cuenta, tal vez tres las semanas que llevo a merced de las corrientes sin vislumbrar, ni siquiera en sueños, el menor atisbo de tierra firme.
     Pese a todo el periplo a través de esta inmensidad de agua (durante un instante, vista desde el espacio, la faz entera del planeta Tierra cabría en este océano), no está resultando tan monótono como se podría imaginar. Hace pocos días una familia de ballenas grises pasó junto a mí en su viaje hacia el norte y durante unos segundos tuve la oportunidad de practicar surf a lomos de su estela. Peor fue la gigantesca mole aterradora del infame carguero de bandera de conveniencia y su rastro oleoso e iridiscente. Aun retumba en mis sentidos vegetales el estruendo de sus motores.
     Esta mañana, finalmente, creí ver una isla de escaso relieve semejante a un atolón coralino, pero la alegría dura poco en la casa del necesitado. Todo ha terminado, aquí confluyen las derivas del Pacífico, los viajes sin rumbo, los naufragios, aquí he llegado yo desde las costas de mi México natal a este lugar de pesadilla que ocupa una extensión de más de 600.000 kilómetros cuadrados y que crece sin cesar. Ya no puedo huir, me he quedado atrapado en los anillos de plástico de un pack de seis latas de Coca-Cola, a mi lado yace el cadáver putrefacto de una tortuga verde capturada por el nylon de una red de deriva. Una ballena yubarta se aleja sin saber que ha engullido accidentalmente parte de este plancton venenoso, tal vez mañana su enorme corpachón sin vida regrese a consumirse a esta tumba flotante.

Vista aérea del Gran Roque (Venezuela). Gran parte de
 su territorio se encuentra ocupado de manglares.
¿QUÉ SON LOS MANGLARES?
     Los manglares son grupos de árboles y arbustos leñosos pertenecientes a diversas especies y géneros que están adaptados para vivir en terrenos inundados. Estas diferentes especies tienen en común, sin embargo, la tolerancia a los altos niveles de salinidad ya que crecen frecuentemente a lo largo de la costa en contacto directo con el mar. Otras características comunes son el desarrollo de raíces aéreas que ayudan al árbol a sujetarse en los terrenos blandos y la producción de plántulas o semillas flotantes.
     El término “manglar” lo toma de los árboles que lo forman, a los cuales se les llama comúnmente “mangles”, palabra que deriva del guaraní y que significa “árbol retorcido”.
     Para su desarrollo requieren temperaturas tropicales y terrenos ricos en materia orgánica protegidos de los fuertes oleajes. Por ello sus lugares favoritos de crecimiento se encuentran en ambos trópicos, pudiéndose distinguir dos zonas principales de distribución: la Zona Oriental que incluiría el este de África, el sur de Asia y el Pacífico, llegando hasta Australia y otras islas de Oceanía, lugar donde se concentra la mayor diversidad. La Zona Occidental  comprendería la cara oeste de África y las costas de América hasta el Caribe.
     La importancia de los manglares es vital para las especies marinas. Al desarrollarse en presencia de agua salada atraen a multitud de peces y otros organismos acuáticos que pasan su etapa juvenil alimentándose de la materia orgánica y el sustrato formado por sus raíces y encontrando además protección ante sus depredadores. Este hecho convierte a los manglares en unos auténticos viveros de los mares tropicales.

Mangle rojo (Rizophora mangle)
MANGLE ROJO
Rhizophora mangle, L.
Mangle rojo, mangle colorado, mangle tinto, purgua, ratimbo, mangle grande.
Familia: Rhizophoraceae.
Etimología: Rhizophora viene de los vocablos griegos “rhiza” (raíz) y “phorós” (portador), por tanto significaría “portador de raíces”. La palabra mangle deriva del guaraní y significa “árbol retorcido”.
Lugar de origen: Se encuentra en América tropical y África tropical occidental.
Descripción:
     El mangle rojo (Rhizophora mangle) es un árbol de hoja perenne de hasta 15-20 metros de altura aunque a veces puede tener aspecto arbustivo y no superar los 6-8 metros. Posee un tronco recto, en ocasiones retorcido del que salen unas enormes raíces aéreas (neumatóforos) con aspecto de zanco. La corteza esta llena de numerosas y delgadas grietas, es de color verde pálido aunque si raspamos esta primera capa nos encontramos con una corteza interior de color rojizo. Las ramas son de color más oscuro que el tronco y en su punta se reúnen de forma alterna y opuesta las hojas con formas redondeadas, oblongas o elípticas, con frecuencia terminas en punta. Son de color verde oscuro por el haz y con tonalidades amarillentas por el envés. Las pequeñas flores de forma estrellada florecen durante todo el año y se presentan en cantidades de 2 a 4 por pedúnculo. Poseen cuatro sépalos coriáceos y cuatro pétalos cuya parte inferior es de color blanco-amarillento, más rojizo en la parte superior. Los frutos son bayas en forma de pera, coriáceas y de color pardo. En su interior se van desarrollando las semillas que van produciendo unas raíces gruesas y verdes antes incluso de caer del árbol, cosa que hará cuando la nueva planta esté formada y su peso le haga caer para establecerse independientemente enterrándose en el lodo o flotando hasta encontrar un ambiente apropiado.

Mangle rojo (Rizophora mangle). Detalles de la flor, las hojas y los frutos desarrollados antes de caer del árbol.
Mangle negro (Avicennia germinans)
MANGLE NEGRO
Avicennia germinans, L.
Mangle negro, mangle prieto, palo de sal, mangle salsa, mangle rosado, mangle iguanero.
Familia: Avicenniaceae.
Etimología: El término “Avicennia” es asignado en honor al famoso científico y médico árabe Abu-Ali al-Husayn Ibn-Sina, más conocido como Avicena (980-1037), pionero en el uso de ciertas hierbas medicinales.  “Germinans” es una palabra latina que significa “que brota” en referencia a su particular forma de reproducción.
Lugar de origen: Se encuentra en ambas costas de América tropical.
Descripción:
     El mangle negro (Avicennia germinans) es un árbol que puede alcanzar hasta 15-20 metros de altura en las zonas tropicales más favorables, adquiriendo portes arbustivos en las zonas menos favorables. Crece asociado a otras especies de mangle y rara vez forma rodales puros. La corteza es áspera y fisurada, de color gris negruzco con un ligero reflejo plateado. Las raíces son aéreas (neumatóforos) no tan gruesas como otras especies de mangles. Las hojas son grandes, simples, opuestas, de color verde oscuro por el haz y grisáceo por el envés. Tienen forma lanceolada, borde entero y superficie glabra. Estas hojas a menudo se presentan cubiertas de cristales de sal debido a que expulsan a través de sus poros el exceso de sal que absorben sus raíces. Las flores se distribuyen en panículas terminales o axilares. Tienen una corola formada por cuatro estambres y cuatro pétalos lobulados de color blanco con el centro amarillento. Los frutos son cápsulas bivalvas en forma de elipse que contienen una semilla única. En países como México o la República Dominicana puede llegar a fructificar durante todo el año. Esta especie está considerada como “vivípara” ya que la germinación se realiza cuando el embrión se encuentra todavía dentro del fruto dando lugar a una plántula nueva antes de la caída del fruto del árbol progenitor. Esta plántula flota al caer y es transportada por las corrientes de las mareas produciendo raíces en un período de tres semanas después de la dispersión.

Hojas de Avicennia germinans. A la derecha detalle de las excreciones de sal.
Flor y frutos de Mangle negro (Avicennia germinans).


Acumulación de basura en el Océano Pacífico.
LA ISLA DE PLÁSTICO DEL PACÍFICO
     Ya hemos visto como los mangles se reproducen soltando plántulas que flotan a la deriva arrastradas por las corrientes marinas hasta encontrar un ambiente favorable para su asentamiento definitivo. A veces, como en el caso de la “plántula” protagonista de nuestro relato inicial terminan adentrándose en el océano y alejándose de la costa. Pero, ¿dónde irán a parar estas desorientadas plantitas?.
     En el Pacífico Norte existe un “vórtice  de corrientes oceánicas” en el que queda atrapado cualquier elemento que flote a merced de las corrientes. En el se acumulan multitud de desperdicios que arrastran y atrapan a otros desperdicios. Algunos de estos residuos se descomponen con facilidad, ¡pero otros no!. Estos residuos que tardan más en descomponerse son en su mayoría plásticos y otros desperdicios producidos por el hombre y que arrojamos al mar con total desfachatez. Con el paso de los años la concentración de desechos en esta zona ha ido aumentando de forma constante hasta crear una auténtica isla de plástico.  Esta “Isla de Plástico”, también conocida como “Sopa de plástico”, “Sopa de basura” o “Sopa tóxica” es sin duda un desastre ecológico de dimensiones descomunales, ya que el plástico termina degradándose y creando toxinas que se integran como parte del plancton y son ingeridos por muchos peces y animales marinos.
     El tamaño real de esta isla se desconoce pero hay estimaciones que dicen que puede ser de 700.000 kilómetros cuadrados. Otros dicen que podría contener más de 100 millones de toneladas de desperdicios y que se acercaría a los 15 millones de kilómetros cuadrados doblando por tanto en extensión a Australia, considerada como la mayor isla del planeta.
La acumulación de residuos producidos por el hombre puede llegar a
producir verdaderas islas flotantes como podemos ver en este mapa
elavorado por la organización Greenpeace.
     Con estas descomunales dimensiones, ¿cómo puede haber pasado inadvertida durante años?. Lo cierto es que este vórtice es una zona evitada por los barcos ya que hay poco viento y mucha presión y por otro lado esta isla no es detectada por los radares y las fotografías desde el espacio sólo registran agua. No fue hasta el año 1997 cuando fue descubierta de forma casual por el oceanógrafo Charles Moore y más recientemente en el 2010 se  descubrió la formación de otra mancha similar en el Atlántico Norte.

viernes, 10 de agosto de 2012

LA MÚSICA DE LAS PLANTAS (MAGIA EN EL BOSQUE)

TEMA: MAGIA EN EL BOSQUE
COMPOSITOR: MANUEL ÁLVAREZ
Si quieres escuchar más temas de este compositor visita su blog http://manuelalvarezcompositor.blogspot.com.es/

miércoles, 23 de mayo de 2012

LOS ARCES DEL ESTE DE NORTEAMÉRICA


     Los indios iroqueses son un pueblo nativo de América del norte que han sabido conservar sus tradiciones y sus leyendas sin utilizar la escritura. En su lugar utilizaban unos dibujos o “pictogramas” que representaban las diversas escenas. Gracias a estos pictogramas hemos llegado a conocer alguna de esas magníficas leyendas como la que vamos a exponer a continuación. Se trata del “Cuento del Oso gigante y la Osa Mayor”.
     Hemos pensado que, tratándose de un cuento, lo mejor era que los propios niños nos lo contaran y hemos encontrado este video realizado en Diciembre de 2011 por el 2º y 3º Ciclo de Educación Primaria del Aula Benia C -CRA Picos de Europa. Ellos interpretan una versión del “Cuento del Oso gigante y la Osa Mayor” extraído del libro de cuentos “Quincemundos” de Teresa Durán, Edit. Grao, utilizando los pictogramas que aparecen en el libro y que a su vez han sido extraídos del libro “Cuentos de los indios iroqueses”, Edit. Miraguano, 1984, recopilación de leyendas iroquesas realizada por su autor, Tehanetorens al que se debe además la autoría de los pictogramas.




CAROTENOIDES Y ANTOCIANINAS
     Por nuestra parte no dudamos que fue la sangre del gigantesco oso que aterrorizaba al pueblo mohawk herido por los valientes guerreros que le persiguieron hasta los confines del firmamento, la causante del espectáculo de colorido y belleza que el otoño otorga a los húmedos bosques caducifolios de la fachada atlántica de Norteamérica. De una manera absolutamente carente de poesía la ciencia descubrió que en realidad la responsabilidad recaía en unos vulgares pigmentos. Empezando por la clorofila que proporciona a las hojas sus tonalidades verdosas durante el período vegetativo cuando se realiza el proceso de fotosíntesis gracias a la abundancia de luz solar, agua y dióxido de carbono. Con la llegada del otoño, preludio de una época de escasez de recursos, se produce la desintegración de la clorofila, apareciendo otros pigmentos que eran invisibles pero que ya se encontraban en sus hojas. Así, los carotenoides confieren a las hojas sus tonalidades amarillas y las antocianinas sus tonos rojizos, anaranjados y violetas.

LOS ARCES DEL ESTE DE NORTEAMÉRICA

     Con tan fastuoso espectáculo colorista provocado por la sangre del oso gigante al teñir las hojas y, haciendo un repaso por la vegetación originaria de la zona, hemos pensado que sin duda los árboles teñidos debieron ser arces.
     Vamos a conocer a continuación algunas de las principales especies de arces con las que se pudieron encontrar el oso y sus perseguidores.

Hojas de arce rojo americano (Acer rubrum). A la derecha color otoñal.
ARCE ROJO AMERICANO
Acer rubrum, L.
Arce rojo americano, arce del Canadá, arce rojo.
Familia: Aceraceae.
Etimología: La procedencia del nombre del género es incierta aunque una de las teorías más extendidas es que proviene del latín  acer,-is, que significa “afilado” en referencia probablemente a las puntas de las hojas o a la calidad de la madera utilizada en la fabricación de lanzas. La palabra rubrum proviene del latín y significa “de color rojo claro”.
Lugar de origen: Este de Norteamérica.
Descripción:
Árbol caduco de tamaño medio-grande que puede llegar a alcanzar los 30 m. de altura y con una longevidad media de entre 100 y 200 años de vida. La forma del árbol es bastante variable por lo que la manera más fácil de identificarlo y distinguirlo de otros arces es por sus hojas. Éstas son de 5-10 cm de longitud y de igual o similar anchura. Están formadas por 3 o 5 lóbulos dentados. El haz de la hoja es de color verde claro mientras que el envés es de un color más blanquecino, coloración que cambia en el otoño hasta tomar un color rojo brillante por ambas caras. Los tallos de las hojas son rojas al igual que las ramas lampiñas, que van evolucionando del rojo al marrón. Las flores masculinas y femeninas se presentan en grupos separados, normalmente dentro del mismo árbol. Las flores femeninas salen en la punta de las ramas, son rojas con 5 pequeños pétalos y sépalos terminales agrupados. Las masculinas están formadas por estambres amarillos que salen de unos pequeñísimos brotes de las ramas. Aunque normalmente ambos tipos de flores se encuentran en el mismo árbol, en ejemplares jóvenes es posible que sólo produzcan un solo tipo. El fruto es una sámara de color variable entre rojo, marrón o amarillo. Están formadas por semillas aladas unidas en parejas en un ángulo de entre 50 y 60 grados y maduran a finales de mayo o principios de junio. El arce rojo americano con frecuencia hibrida con el arce plateado (Acer saccharinum) formando una especie intermedia conocida como Acer x freemanii.

Arce rojo americano. Izq. detalle de la flor. Centro espectacular follaje otoñal. Derecha frutos (sámaras)
Hojas del arce de Pensilvania (Acer pensylvanicum). A la derecha color otoñal.
ARCE DE PENSILVANIA
Acer pensylvanicum,  L.
Arce de Pensilvania, arce de piel de serpiente.
Familia: Aceraceae.
Etimología: Del latín acer,-is, que significa “afilado”. Pensylvanicum = de Pensilvania.
Lugar de origen: Bosques norteños del este de Norteamérica.
Descripción:
Es un árbol caducifolio de pequeño tamaño que puede medir de 5 a 10 metros de altura. Puede persistir durante años como arbusto secundario pequeño. La corteza es estriada, verde con rayas longitudinales blancas cuando es joven y marrón-rojizo con bandas blancas al envejecer. Las hojas son simples, opuestas y formadas por tres lóbulos puntiagudos con el margen aserrado. Son anchas y suaves de entre 8 y 15 cm, casi glabras y de color verde claro por el haz y aún más pálidas por el envés tornándose amarillas en el otoño. Las flores aparecen después que las hojas, a finales de mayo o principios de junio. Son de tamaño pequeño y se presentan en racimos largos y colgantes. De estos largos racimos surgen los frutos de color verde pálido. Son de cerca de 3 cm. de largo y constan de dos semillas aladas formando ángulos abiertos de hasta 145 grados. Poseen un pedicelo visible veteado y maduran en agosto.

Detalles de la corteza estriada característica del arce de Pensilvania. A la derecha frutos (sámaras).
Hojas del arce plateado (Acer saccharinum). A la derecha color otoñal. 

ARCE PLATEADO

Acer saccharinum, L.
Arce plateado, arce blanco americano, arce sacarino, arce del azúcar, arce de Florida.
Familia: Aceraceae.
Etimología: Del latín acer,-is, que significa “afilado”. La palabra latina saccharinum significa “azucarado”.
Lugar de origen: Centro y este de Norteamérica.
Descripción:
Es un árbol caducifolio con forma de columna alargada de hasta 30 metros de altura, con la corteza gris, lisa de joven y agrietada con la edad. Las hojas son simples, opuestas y de forma palmada dividida en cinco lóbulos y fuertemente dentadas. Tienen el haz verde brillante y el envés plateado, tornando en el otoño hacia colores púrpuras o amarillos. Las flores  son pequeñas, de color verde amarillento y se reúnen en panículas que surgen antes que las hojas durante la primavera. Son hermafroditas y unisexuales. Los frutos son sámaras de gran tamaño compuestas por dos semillas aladas dispuestas entre si en ángulo recto con el margen interno arqueado, siendo habitual que una de las dos semillas resulte vana. A diferencia de otros arces cuyas semillas maduran en otoño, estas lo hacen a finales de la primavera o principio de verano.

Flor y frutos del arce plateado. Obsérvese a la derecha como es habitual
que una de las dos semillas del fruto resulte vana.
Tres fases diferentes de las hojas del arce azucarero (Acer saccharum).

ARCE AZUCARERO

Acer saccharum, Marsh.
Arce azucarero, arce del azúcar, arce ojo de perdiz, ingl.: maple sugar.
Familia: Aceraceae.
Etimología: Del latín acer,-is, que significa “afilado”. La palabra latina saccharum significa “azúcar”.
Lugar de origen: Este de Norteamérica.
Descripción:
Es un árbol de porte extendido que puede llegar a alcanzar los 35 metros de altura, de corteza grisácea, de joven lisa y agrietada con la edad. Sus hojas son caducas de unos 15 X 15 cm, son pentalobuladas (cinco lóbulos de los cuales los tres centrales son de mayor tamaño) y acuminadas con el margen algo dentado. Durante el período vegetativo muestran un color verde oscuro por el haz y más claro y azulado por el envés presentando algo de pilosidad en las axilas de los nervios. Con la llegada del otoño adquieren colores que van desde el amarillo, el naranja o el rojo. Las flores se presentan reunidas en corimbos colgantes y son de tamaño pequeño  y de color amarillo verdoso. Estas flores terminan fructificando en sámaras aladas algo divergentes. Debido a su gran valor ornamental se han producido decenas de variedades de esta especie, sin embargo el uso tradicional más conocido de este árbol es la fabricación del “jarabe de arce” extraído de su savia.

Flores colgantes y frutos (sámaras) del arce azucarero.

EL JARABE DE ARCE

     El jarabe de arce o sirope de arce es un suplemento alimenticio extraído de la savia de los arces provenientes de los bosques de Canadá y norte de Estados Unidos donde los indios ya conocían el arte de la extracción de su dulce savia. La mayoría de los arces pueden ser utilizados para fabricar el jarabe pero los más adecuados son el arce azucarero (Acer saccharum) y el arce negro (Acer nigrum). Para extraer la savia se perforan los troncos de los árboles y se introducen unos tubos llamados “spiles”. Por ellos irá goteando la savia que se irá recogiendo en baldes hasta tener las cantidades necesarias para la fabricación del sirope, teniendo en cuenta que para hacer un litro de jarabe se necesitan aproximadamente 40 litros de savia. Las granjas de producción del jarabe se denominan “chozas de azúcar” o “casas de azúcar”. Allí se cuece la savia hasta que el jarabe fluye a través de los deflectores de una cacerola, volviéndose cada vez más espeso y siendo extraído cuando el espesor es el adecuado. Durante el proceso de reducción se le suele añadir un poco de manteca para que la savia no haga espuma al hervir.
     En Estados Unidos, el jarabe de arce y sus imitaciones artificiales son los aderezos preferidos para crepes, gofres y tortitas pero en Canadá, y especialmente en la provincia de Quebec principal productor del jarabe de arce estas imitaciones de baja calidad son con frecuencia motivo de sorna y les llaman con desprecio “sirop de poteau” (“jarabe de poste”) refiriéndose a que parecen haber sido sustraídos de postes de teléfono.

Tribu miembro de la Confederación iroquesa.

LA CONFEDERACIÓN IROQUESA

     Varios siglos antes de la llegada de los invasores y colonizadores españoles al Nuevo Mundo, cuando los estados europeos, sumidos en la oscuridad del medievo, se debatían en interminables guerras y conflictos por el poder, la religión y el territorio, sometidos sus habitantes por regímenes feudales y creencias supersticiosas, con unas relaciones entre hombres no iguales basadas en el señorío y el vasallaje, en los extensos bosques orientales de Norteamérica, territorios aún desconocidos para el Viejo Mundo, al pie de las montañas Adirondack y junto a los Grandes Lagos, un grupo de pueblos indígenas se unieron para establecer la Confederación Iroquesa, Haudenosaunee (el pueblo de la Casa Grande), basada en principios democráticos universales de consenso e igualdad.
     El Gran Pacificador, Deganawida, y su valedor Hiawatha persuadieron a las Cinco Naciones (Seneca, Cayuga, Onondaga, Oneida y Mohawk) unidas ya por una lengua común, a enterrar sus diferencias y sus armas de guerra bajo el Árbol de la Paz. Dotados de una constitución, la Gran Ley de la Paz, cada pueblo aportaba un número variable de representantes al Consejo de la Confederación donde las propuestas eran debatidas y consensuadas antes de tomar una decisión. Además, cada tribu desempeñaba una labor dentro de la Unión dependiendo de la situación de sus áreas de influencia: Así, los Onondaga, en el centro de la Confederación eran los Guardianes del Fuego, detentaban la presidencia y en sus tierras se celebraban las asambleas. Mohawk y Seneca eran los Hermanos Mayores y custodiaban las puertas del Este y del Oeste, respectivamente. Los Cayuga, el Pueblo de los Grandes Pantanos y los Oneida, el Pueblo de la Piedra Erguida, constituían los llamados Hermanos Menores.
     Su estructura social era matrilineal en la que una mujer anciana era elegida jefa del clan y proponía a los jefes militares. Sólo las mujeres podían ser jefas de un clan y sólo los hombres podían dirigir las acciones de guerra.
     Hacia 1720 las Cinco Naciones permitieron la entrada en la Confederación  de la tribu Tuscarola pasando a denominarse desde entonces Liga de las Seis Naciones.
     El contacto con el hombre blanco y sus enfermedades fue diezmando una población que en su apogeo llegó a contar con más de doscientos mil miembros. La independencia de las Colonias Británicas y la creación de los Estados Unidos supuso la pérdida de su reconocimiento como nación soberana. La continua merma de sus territorios y la paulatina dispersión de sus habitantes acabó finalmente con la primera democracia del mundo moderno, una democracia auténtica sin líderes autoritarios ni clases sociales, sin ricos ni pobres, sin amos ni esclavos.