viernes, 29 de octubre de 2010

EL SERBAL DE LOS CAZADORES

     Otra fría mañana de noviembre, un día más la escarcha cubre en su totalidad la hierba de los prados que perfilan el paisaje de camino hacia el monte. Otra penosa jornada en el difícil devenir de los días por la España de posguerra. Pero para Teo hoy es un día especial, está contento pues ha cumplido doce años y su padre ha decidido que ya es casi un hombre y que ya va siendo hora de llevarle con él por el monte y adiestrarle en los secretos del oficio.
     Son años de pobreza y el hambre se ocupa de dictar la evolución de las vidas y los trabajos de las gentes. Nuestra familia, para llenar el estómago, no ha tenido más remedio que recuperar las viejas técnicas del arte de la caza. Es un tiempo en que los oficios y los nombres pasan de padres a hijos y así, cumpliendo con esta tradición, Teodoro se dispone a enseñar a su hijo la que en el futuro ha de ser su profesión: cazador.
     -“Hijo, mientras yo voy preparando esta trampa, quiero que llenes esta cajita con todas las serbas que puedas coger. ¡Ya sabes, esos frutitos rojos que tu madre utiliza para hacer la mermelada que tanto te gusta!”.
     -“¡¡¿Cuáles, las bolitas rojas?!!”.
     -“¡Si, esas!. Las usaremos para atraer a los pájaros. Allí arriba, tras ese cerro, encontrarás un montón, a los pies de los serbales, ¡¡date prisa!!.
     No muy lejos de allí, otro hijo era instruido por su progenitora. Se trataba de una perdiz pardilla enseñando a su vástago los secretos del bosque. Aunque no estaba entre sus principales prioridades alimenticias, el joven perdigón, al igual que el muchacho, era ilustrado también en el arte de la recolección de los frutos del serbal.
     Pero volvamos al mozalbete. Con la pequeña cajita en sus manos, Teo se dispuso a recoger los frutos maduros de los arbustos, pero mientras tanto no podía dejar pasar la ocasión de divertirse jugando y quiso imitar las sofisticadas trampas de caza que preparaba su padre: -“es fácil”-pensaba- “mi cajita, un palito, (esta rama puede valer) y una cuerda para tirar del palito..., pero, ¿de donde saco yo una cuerda en medio de este montón de árboles?”. Buscando entre las hojas secas, con la mirada fija en el suelo, después de varios minutos cayó en la cuenta, ¡lo tenía delante de sus narices!, ¡¡los cordones de los zapatos!!. Con todo el artilugio montado ya sólo quedaba poner el cebo: -“a ver..., ¿cuales son los frutos que dijo mi papá?”. Sólo tuvo que desplazarse unos metros para encontrar un vigoroso árbol cuajado de racimos de bolitas rojas y anaranjadas en cuyo pie se repartían centenares..., ¡que digo,...miles! de estos frutos. Allí mismo se abastecían mirlos y zorzales. Por no molestar dio un leve quiebro y siguió buscando.
     Más recóndito encontró otro pequeño serbal, éste nada concurrido, libre de aves. Colocándose en cuclillas bajo el árbol, silencioso, y recogiendo absorto las diminutas bayas, avanzaba de rodillas sin apartar los ojos del suelo. Tan enfrascado estaba que no reparó en la presencia de otro invitado, el joven perdigón, que al igual que él andaba abstraído picoteando los sabrosos frutitos. Picando por un lado el uno y cosechando el otro, sin darse cuenta no pudieron evitar la colisión. Tras el sobresalto de ambos, cuyo resultado dio con los dos de bruces en el suelo, se abrió un minuto de un imponente silencio presidido por la ulterior curiosidad. Poco a poco, tras un rato de reconocimiento mutuo, llegaron a la etapa de la confianza. Teo, tomando la iniciativa, se acercó despacio con la mano extendida repleta de bayas: -“¿quieres picar un poco?. Sorprendentemente el perdigón, sin ningún tipo de temor, se aproximó de un salto junto a su mano y empezó a picotear despreocupado. Sin duda esto parecía ser “el comienzo de una bonita amistad” (¿dónde he oído yo esa frase?).
     Ya cercano el final de la mañana, con el corazón henchido de satisfacción por las experiencias vividas en esta su primera e inolvidable... ¿jornada de caza?, y con las manos vacías, volvía trotando el zagal al encuentro de su progenitor. –“¿Dónde están los frutos?”- dijo el padre- “¿y la caja?... ¡¡¿y los cordones de los zapatos?!!, ...¡vaya pieza!, ¡menudo cazador estás hecho!”.
     Con el tiempo Teo tuvo otras experiencias gratificantes en su contacto con la naturaleza. Años después nuestro pequeño protagonista eligió dedicarse a otro tipo de caza, “la caza fotográfica”, ya que nunca se mostró capaz de hacer daño a sus amigos, las criaturas del bosque.


SERBALES
Las especies de serbales que podemos ver en España son el Mostajo (Sorbus torminalis), el Mostajo enano (Sorbus chamaemespilus), el Mostajo pirenaico (Sorbus mougeotii), el Aliso de Fontainebleau (Sorbus latifolia), el Mostajo común o Mostellar (Sorbus aria), el Serbal común (Sorbus domestica) y el Serbal de los cazadores (Sorbus aucuparia). Hoy vamos a centrarnos en este último.

SERBAL DE LOS CAZADORES
Sorbus aucuparia
Serbal de cazadores, serbal silvestre, capudre, sorbellano, pajareros, acafresna, amargoso, azarollo borde, capudio, cervellón, fresno silvestre, manzano falso, margojo, sorbito.
Familia: Rosaceae
Etimología: Sobre el origen del término "Sorbus" existen tres posibles hipótesis: la primera viene del latín "sorbeo", (tragar) en referencia a sus frutos comestibles, la segunda viene  también del latín "sorbere" (beber) debido a las bebidas alcohólicas preparadas con sus frutos y la tercera  hipótesis procede de la voz germánica "sormel" compuesta de "sor" (áspero, rudo) y "mel" (manzana). Por otra parte, el nombre latino "aucuparia" deriva del término "aucupare", que significa cazar aves, debido a que sus frutos eran y son muy utilizados por los cazadores para atraer a los pájaros.
Lugar de origen: Especie ampliamente extendida por Europa y Asia occidental.

Descripción:
El serbal de los cazadores es un árbol caducifolio de tamaño medio con una corona oval y una altura no superior a los 20 m. Su corteza primero es lisa y marrón grisácea, y después negruzca y hendida longitudinalmente. Las ramas viejas son grises, algo menos oscuras que las jóvenes. Las hojas son compuestas, tienen de cinco a trece folíolos laterales, de forma oval o alargada y ligeramente dentados, son imparipinnadas y alternas. Las flores son pequeñas, de color blanco y se reúnen en corimbos. Aparecen de mayo a junio. Los frutos (serbas) son del tamaño de un guisante de color anaranjado brillante o rojo vivo. Son blandos y jugosos, lo que los convierte en fácil comida para los pájaros que serán los que diseminarán posteriormente las semillas del serbal, a través de sus deposiciones. Maduran entre septiembre y octubre, manteniéndose en el árbol hasta ya avanzado el invierno.

Cultivo: En estado silvestre, el serbal de los cazadores se cría en los montes de nuestra península donde comparte espacios con robles, abetos o hayas, viviendo a alturas incluso de hasta 2.000 m. Es un árbol que necesita una humedad constante por lo que deberemos regarle en abundancia durante los periodos de sequía. Precisa de suelos con buen drenaje y preferiblemente sin cal. Exposición soleada o semisombreada. Tolera bastante bien el frío como corresponde a una especie de montaña pudiendo soportar heladas muy extremas. Admite poda de formación. La reproducción se realiza mediante semillas sembradas directamente, inmediatamente después de su recolección, pudiendo germinar a veces después de un año, por lo que es recomendable estratificar las semillas en frío a 4 °C, para acelerar la germinación. También se puede reproducir por retoños los cuales nacen en gran cantidad alrededor del árbol.

Utilización: Muy habitual en jardines ornamentales. Se utiliza como árbol decorativo debido a la abundancia de flores que posee. También en grupos para afianzar suelos inestables en las cuencas torrenciales, dada la fortaleza y penetración de sus raíces y la facilidad que tienen para rebrotar de cepa y raíz.

Otros usos: Los frutos del serbal de cazadores silvestre resultan algo ásperos, no así los del Sorbus domestica, especie que ha sido difundida como arból frutal. Sin embargo existe una variedad de Sorbus aucuparia de cultivo llamada 'Edulis' cuyos pomos son dulces y comestibles.  También se usan como  mermelada y son muy ricos en vitamina C. Esta mermelada se administra moderadamente y resulta un excelente remedio para cortar la diarrea. También se utilizan en la fabricación del vodka ruso. Las flores se suelen utilizar para fabricar una bebida calmante que se consume como una especie de té. Su madera es dura y elástica, empleada en tornería.

Propiedades medicinales: Las bayas del serbal contienen diversos ácidos orgánicos como el málico, el cítrico y el succínico. También contienen taninos, sorbitol, flavonoides, carotenoides y pigmentos antociánicos. Además son ricos en vitamina C.
Tiene propiedades antidiarreicas, astringentes y antiinfecciosas. Ha sido muy apreciado en la medicina popular como remedio diurético en caso de cálculos renales y afecciones reumáticas, y como regulador de la actividad intestinal tanto en diarrea como estreñimiento. Se le atribuyen propiedades contra los accesos de tos, ronquera y catarros bronquiales, contra la gota, para provocar la menstruación, para purificar y depurar la sangre, etc.
El consumo de estos frutos no está indicado en caso de obstrucción de las vías biliares, y, consumidas en cantidades excesivas, las bayas pueden resultar tóxicas.

Plagas y enfermedades: Es susceptible de padecer hongos como la Armillaria mellea, el “Coral” (producido por el hongo Nectria cinnabarina) o el “Chancro de Nectria” (producido por diversas especies del hongo Nectria). Aunque no se han descrito muchos casos, también es una de las especies con riesgo de padecer “Fuego bacteriano” (producido por la bacteria Erwinia amylovora).
Le pueden afectar plagas como el Gorgojo de las hojas, el Ácaro del serbal y el Taladro amarillo (producido por la oruga de una polilla, la Zeuzera pyrina). Es sensible a la Roya.

Frases y refranes: A falta de refranes, hemos encontrado este poema extraído del Isidro de Lope de Vega, donde menciona, entre otros frutos más conocidos, al fruto del serbal (la serba).

La verde pera en sazón,
con el escrito melón,
el durazno blanco, el higo,
y ya era cogido el trigo,
el rubio melocotón.
Luego el pomífero otoño,
cuando ya la juncia arrancas,
te diera con manos francas
el colorado madroño,
verdes nueces y uvas blancas;
los membrillos ya perfetos,
y los piñones secretos,
el níspero y serba enjuta,
la sangre de Tisbe en fruta
de los morales discretos.

Curiosidades:
     Ya hemos visto que el serbal era utilizado antiguamente por los cazadores para cazar pájaros (a sabiendas de que las aves distinguirían a lo lejos el color rojo de los frutos, esperaban escondidos a que se posaran para poder acecharlas). Por esta razón, este árbol se convirtió en emblema para los cazadores. Sin embargo no es el grupo que con mayor exaltación pondera los beneficios de este árbol, existe también otra comunidad para la que el serbal representa un motivo de veneración: el mundo Celta.
     Para los Celtas se considera un árbol mágico que recibe el nombre de Luís y que desde antiguo simboliza la esencia de la vida, ya que está entre la materia y el espíritu, entre la Divinidad y la Humanidad. Representa a los cuatro elementos de la naturaleza, ya que según los druidas el serbal no es sólo un simple árbol, “es el agua que fluye por sus venas, es el fuego que encierra su esencia, es la tierra en la que se sumerge y es el aire al que se dirige y del que respira”. Los druidas siempre han usado sus bayas para la fabricación de amuletos protectores ya que su color rojo simboliza el fuego purificador que protege contra lo oscuro y lo negativo.
     No sólo las bayas encerraban propiedades mágicas también sus varas que, al igual que las varas de avellano, se empleaban para localizar agua.





miércoles, 20 de octubre de 2010

GENÉRICOS, FRUTOS DEL BOSQUE.

     Somos sólo veinticuatro. Aunque no nací aquí conozco muy bien estas montañas: cada valle, cada bosque, cada regato, cada risco y cada despeñadero, cada aroma sutil de cada planta, cada pájaro..., no en vano hace trece años que vengo recorriéndolas, nómada, de aquí para allá.
     Eso sí, me cuido muy mucho de descender al llano. Allí donde proliferan luces inquietantes y ruidos extraños y sobrecogedores. Reconozco que aunque soy el más grande de por aquí no es otro sino el miedo el que me dicta tanta prudencia. Por eso nunca salgo de la seguridad de estos abruptos y solitarios parajes, acaso porque en ellos encuentro con suficiencia todo cuanto necesito.
     Todo comienza para mí en los primeros días de abril, cuando, tras desperezarme largamente, el grito desgarrado de mis tripas vacías me lleva a buscar con urgencia algo que comer. Mi primera dieta es a base de verdura fresca, no es que sea muy nutritiva pero basta para saciar el hambre atroz en esos primeros días cruciales.
     Luego, entrado ya el mes de mayo, con la nieve derretida y la tierra caliente en las solanas, se producirá el milagro de las frutillas dulces y suculentas. Me pierdo por esas “delicatessen” tan ricas en azúcares.
     Es entonces cuando entran en juego los privilegiados dones con los que me ha bendecido la naturaleza y es que nada escapa a la agudeza de mis sentidos. Bueno, confieso que la vista no es mi fuerte, ... en resumidas cuentas, que soy algo miope, pero que importancia tiene la vista para alguien que, como yo, se desenvuelve por el mundo bajo la luz de las estrellas.
     Al borde de los caminos, en la orilla del bosque, crecen los frutos escarlatas de la fraga silvestre. Cuando me haya atiborrado de ellos y casi sin tiempo que perder, habré de subir a las laderas soleadas donde maduran los mirtilos. A la vista de tanta prodigalidad, me veré obligado a darme un nuevo atracón. Casi con seguridad coincidiré allí con mi buen amigo el urogallo; ambos compartimos la misma incertidumbre sobre el destino de nuestros antiguos linajes.
     Entretanto termino de llegar a las arandaneras aún podré visitar los ribazos bien surtidos de moras y frambuesas donde daré buena cuenta también de endrinas y grosellas. Cerca de las cumbres donde nacen los torrentes, entrado ya el otoño, me procuraré de los frutos bien maduros del serbal y del pudio.
     En cuanto al madroño, tristemente, he visto pocos por aquí. A estos, en cualquier caso, no les tocaría el turno hasta noviembre, época en la que espero estar ahíto no ya de bayas y de drupas, sino de bellotas, hayucos y avellanas, frutos secos ricos en las grasas que mi cuerpo necesita almacenar para la supervivencia durante el prolongado invierno.
     Así, a finales de noviembre, ya fondón, entre bostezo y bostezo tomaré los últimos frutos escarchados del escaramujo que me ayudarán a no tener que levantarme al baño en los largos meses venideros y somnolientos.
        Pero no adelantemos acontecimientos. Aún es primavera y, tengo que decirlo, no todo consiste en zampar. Por cierto, llevo varios días percibiendo en el aire un perfume... ¡Hum!..., si mi olfato no me engaña..., ¿será la fruta del árbol prohibido?... disculpen, voy a ver, digo a oler, por ahí.
     ¡Ah!, ya supongo que habrán adivinado. En efecto, soy un oso pardo. Si bien nací en los Balcanes, ahora vivo en Pirineos, pero esta es otra larga historia que no viene al caso. Me llaman Pyros, apelativo que como podrán imaginar me produce una total indiferencia a pesar de que gracias a este nombre no llevo una existencia del todo anónima (extraños humanos: unos nos protegen y otros nos matan). Somos bien pocos como ya señalé al principio de este relato, pues apenas superamos los veinte individuos, pero vamos prosperando poco a poco, y es que parece que estas montañas que siempre tuvieron osos se sienten orgullosas y más que capaces de poder mantenernos.


PEQUEÑO RECORRIDO GASTRONÓMICO POR LOS PIRINEOS CON NUESTRO EXPERTO GUÍA PYROS, EL OSO PARDO.

     Antes de empezar quiero dar unos breves aportes biográficos referentes a nuestro cicerone.
     En 1973, el oso pardo fue declarado "especie estrictamente protegida" en España y actualmente declarada "en peligro de extinción" en el Catálogo Nacional de Especies Protegidas. En los Pirineos, dos poblaciones relictas han existido hasta finales de los años 80, una en los Pirineos Centrales, que se extinguió entre finales de los 80 y principios de los 90 y, otra en los Pirineos Occidentales. Para evitar la desaparición del oso pardo de los Pirineos, el gobierno de Francia y las Comunidades Autónomas de Navarra, Aragón y Cataluña decidieron realizar un proyecto de conservación y restauración de la menguada población del oso pardo en el Pirineo Central. El programa incluía una experiencia piloto de suelta de ejemplares para evaluar una posible reintroducción del oso pardo en los Pirineos Centrales y en otras regiones de la Unión Europea. En el marco de este proyecto (proyecto Life-Naturaleza de la Unión Europea), en 1996 y 1997 se liberaron en los Pirineos Centrales tres osos pardos: dos hembras (Ziva y Mellba) y un macho (Pyros) procedentes de Eslovenia.
     Pyros es actualmente el oso pardo reintroducido de mayor edad del Pirineo, (tiene casi 23 años).

Dicho esto, sigámosle, a ver con que exquisiteces nos sorprende.

ERICÁCEAS

Gayuba (Arctostaphylos uva-ursi)
Gayuba
Arctostaphylos uva-ursi
(Gayuba, boixerola, uva de oso, uva de zorro, madroño rastrero)

Lógicamente, Pyros no podía empezar con otra especie que no fuera esta. Lo comprenderemos si nos fijamos en sus datos etimológicos: su nombre científico proviene del griego Arctostaphylos (de arctos: oso y stanpylos: racimo de uvas), así como del latín, (uva-ursi: uva de oso). Tomó este nombre porque esta fruta constituía uno de los alimentos favoritos del oso.
La gayuba es un arbusto perenne que tiene las ramas colgantes que a veces se extienden por el suelo. Al ser rastrero levanta sólo unos pocos centímetros de altura pero sus tallos alcanzan de 1 a 2 metros de longitud. Tiene la corteza de color castaño oscuro y se desprende con facilidad al envejecer. Las ramas producen raíces en toda su longitud y las hojas se amontonan en su extremo. Éstas son de color verde oscuro y de textura lustrosa. Las flores son blanquecinas o rosáceas, tienen forma de copa y se agrupan en racimos, en la terminación de las ramillas. El fruto es una drupa carnosa, de color rojo vivo cuando está maduro y con la carne de color crema o blanca. Lógicamente es comestible, pero tiene un sabor insípido y es poco jugoso.

Arándano negro (Vaccinium uliginosum)
Arándanos
Vaccinium uliginosum (Arándano negro, arándano uliginoso, nadius, ráspano)
Vaccinium myrtillus (Arándano común, mirtilo, rasponera, uva de monte, uva de bosque)

Vaccinium es un género de arbustos de la familia Ericaceae que incluye a todas las especies llamadas arándano. En estado silvestre, se pueden encontrar dos especies a lo largo de nuestra ruta pirenaica: el arándano común (Vaccinium myrtillus), y el arándano negro (Vaccinium uliginosum).
El arándano es un pequeño arbusto caducifolio de unos 50 cm, que rara vez alcanza el metro de altura. Sus hojas son ovales o lanceoladas con pecíolo corto. Las flores se presentan en racimos axilares con la corola blanca o con tintes rosados y con 10 estambres inclusos. Poseen un fruto de tipo baya, carnoso.

Veamos ahora los datos diferenciadores entre las dos especies pirenaicas:

El arándano negro (Vaccinium uliginosum) tiene las hojas con el borde entero. El cáliz es acampanado pero con lóbulos reconocibles. La corola es de unos 4 mm. y anteras sin apéndices. El fruto es de 3-7 mm. de color azul oscuro, casi negro, con una pulpa blanca y dulce.

Arándano común o mirtilo (Vaccinium myrtillus)
El arándano común o mirtilo (Vaccinium myrtillus) tiene las hojas coriáceas, finamente dentadas o aserradas. El cáliz es acampanado sin lóbulos. La corola es de 4-6 mm. y anteras con apéndices. El fruto es de 5-10 mm. de diámetro y de color azul oscuro con sabor agradable y agridulce.
El nombre científico de esta planta, responde a la forma de las hojas que recuerdan a las del mirto o arrayán, por eso en el s.XVI se le dio el nombre de Myrtillus (mirto pequeño). Respecto al nombre del género Vaccinium, no está muy claro si fue el poeta romano Virgilio quién le denominó así, por tratarse de una especie que constituía una fuente de alimento habitual en las vacas, o si el nombre del género deriva de "bacca", que en latín significa baya.


Zarzamora (Rubus ulmifolius)
ROSÁCEAS

Zarzamora
Rubus ulmifolius
(Zarzamora, zarza, mora, murra)

El nombre científico rubus deriva del latín ruber (rojo), y ulmifolius (de hojas similares a las del olmo).
Se trata de un arbusto caducifolio de la familia de las Rosáceas (Rosaceae), de hasta 2 m de altura, muy ramificado y espinoso. Tiene las hojas muy aserradas de color verde oscuro por el haz y verde grisáceo y pilosas por el envés. Las flores son blancas o ligeramente rosadas, de 2 cm de diámetro. Produce frutos (moras) que pasan del color verde al rojo y por fin al negro cuando maduran en verano. Son brillantes, de sabor agradable, muy aromáticos y algo ácidos.

Frambueso (Rubus idaeus)
Frambueso
Rubus idaeus
(Frambueso, sangüeso, chordón, chardón, chardonera)

El frambueso rojo o europeo procede del monte Ida, en Grecia, de donde se extendió a Italia, a los Países Bajos, a Inglaterra y luego a América del Norte. Su procedencia da nombre a esta especie, pues idaeus significa "del monte Ida". Rubus como ya hemos visto viene del latín ruber que significa rojo, por el color de sus frutos.
Es un arbusto de 40 a 60 cm de altura, pudiendo alcanzar hasta 1,5 m., que crece en los lugares pedregosos de las montañas, en terreno granítico. Tiene tallos poco leñosos, suberectos, con aguijones muy finos y cortos. Posee hojas alternas, imparipinnadas o ternadas, acuminadas y aserradas, con foliolos de color verde claro por el haz y blanco piloso por el envés. Las flores son blancas o ligeramente rosadas, presentadas en racimos terminales sencillos, con el pedúnculo muy largo y espinoso. Su fruto (frambuesa) es de color rojo translúcido y está formado por multitud de pequeñas drupas formando una piña. Su pulpa es muy aromática y su sabor agridulce.

Fresal silvestre (Fragaria vesca)
Fresal silvestre
Fragaria vesca
(Fresal silvestre, fresal, fresera, fraga, magoria, martual)

El fresal silvestre es una planta herbácea perenne que crece comúnmente en bosques ralos y en los claros. Es una planta vivaz, siempreviva, de unos 20 cm de altura. Presenta una roseta basal de donde surgen las hojas y los tallos florales. Las hojas están compuestas por tres foliolos ovales dentados, son verde brillantes por el haz y más pálidos por el envés, con gran pilosidad. De la roseta basal surgen también otro tipo de tallos rastreros (estolones) que producen raíces adventicias de donde nacerán eventualmente otras plantas. Los tallos florales no tienen hojas y en su extremo aparecen las flores, no más de cinco, de color blanco, con cinco pétalos blancos, cinco sépalos y una veintena de estambres amarillos. La planta es hermafrodita, colocándose las flores femeninas más altas que las masculinas para prevenir la autopolinización.
El fruto, que conocemos como "fresa", es en realidad un engrosamiento del receptáculo floral (eterio), de color rojo, dulce y aromático. Aunque los auténticos frutos son los puntitos que hay sobre ella (aquenios), de alrededor de 1 mm de diámetro.
Las fresas en general pertenecen al género Fragaria, nombre que se relaciona con la fragancia que posee (fraga, en latín).

Rosal sivestre (Rosa canina)
Rosal silvestre
Rosa sp. L.
(Rosal silvestre, agavanzo, escaramujo, tapaculo, gavarrera, mosqueta)

Existen alrededor de una veintena de rosales silvestres en la Península Ibérica y Baleares, entre ellas podemos destacar las especies Rosa canina, Rosa pouzinii, Rosa micrantha, Rosa sempervirens, Rosa montana, Rosa pendulina, etc.
El termino “Rosa” que designa el género al que pertenecen todos los rosales proviene directamente del latín “Rosa-rosae”, mientras que el origen de las denominaciones específicas es bastante variada, así por ejemplo “micrantha” significa “con pequeñas flores”, “canina” significa “de los canes”, etc.
Los rosales silvestres son arbustos de porte erguido o trepadores con ramas muy numerosas cubiertas de aguijones. La mayoría son caducifolios, excepto sempervirens. Las hojas son pinnadas con el borde de los foliolos aserrados con estipulas persistentes que aparecen soldadas al pecíolo. Las flores son solitarias o agrupadas en corimbos y poseen un cáliz con 5 sépalos y una corola compuesta por 5 pétalos. El conjunto floral contiene abundantes estambres y numerosos carpelos. El fruto, llamado comúnmente “escaramujo” y técnicamente “cinorrodón”, es de forma globosa o piriforme, rojo en la madurez, conteniendo numerosas semillas mezcladas con pelos rígidos. Estos frutos son astringentes lo que provoca una digestión lenta (característica por la cual algunos rosales silvestres reciben el nombre vulgar de “tapaculos”). Son ricos en vitamina C y se emplean para hacer mermeladas. Las heladas reblandecen y endulzan aún más los escaramujos. Con ellos también se produce un tipo de vino. La planta ofrece además otras utilidades, así los pétalos son usados para hacer agua de rosas y la raíz era empleada antiguamente para combatir la rabia canina, como atestigua el nombre de la especie Rosa canina.
Las diferentes especies de rosales silvestres son la base original de todas las variedades de rosales cultivados.


Grosellero espinoso (Ribes uva-crispa)
GROSULARIACEAS

Grosellero espinoso
Ribes uva-crispa
(Grosellero espinoso, uva espina, uva crespa)

El grosellero espinoso europeo es un arbusto oriundo de Europa, el norte de África y Asia Menor que pertenece al subgénero Grossularia, a veces tratado como un género aparte dentro de Ribes. Puede medir hasta 2 m de altura, está densamente ramificado y cubierto de espinas. Las hojas son lobuladas (de 3 a 5 lóbulos), con el borde aserrado y con las nervaduras bien marcadas. Las flores son hermafroditas, acampanadas, axilares, solitarias o en pares y pedunculadas. Con pétalos de color blanquecino o algo rosados. El fruto es una falsa baya de poco más de 1 cm de diámetro, de apariencia pilosa y color verde que raramente adquiere tonalidades que van del amarillo al púrpura profundo. Maduran en verano y tienen un sabor ligeramente ácido.

Grosellero de roca (Ribes petraeum)
Grosellero de roca
Ribes petraeum
(Grosellero de roca, grosellero pétreo, silindra, cilindra)

Es el mayor de nuestros groselleros. Esta especie habita en claros de bosques húmedos, así como en roquedos y herbazales, asociado a hayedos calcícolas. El grosellero de roca es un pequeño arbusto caducifolio, no espinoso, de 1 a 3 metros de altura, con tallos algo tortuosos. Presenta hojas palmatinervias, de unos 10 cm de ancho, con 3-5 lóbulos triangulares y agudos, serrados y con pelos. Sus flores hermafroditas son pequeñas, pentámeras, de color rojizo o rosado, agrupadas en racimos que inician su crecimiento erguidos para luego tornarse horizontales o curvados hacia abajo. Los frutos son pequeñas bayas lampiñas de unos 7 mm. de diámetro, de color rojo e intenso sabor ácido.

Grosellero silvestre (Ribes alpinum)
Grosellero silvestre
Ribes alpinum
(Grosellero de los Alpes, grosellero de montaña, calderilla, cicerolas, tremoncillera)

Arbusto de 1 a 1,5 metros de altura propio de los bosques y roquedos de montaña. Presenta ramas espinosas cubiertas de hojas caducas con 3 a 5 lóbulos dentados, con cierto parecido a pequeñas hojas de vid, verdes y sin pelos. A mediados de primavera, de las axilas de algunas hojas surgen pequeños racimos erectos de flores masculinas y en otras ramitas pequeños ramilletes con 2 a 5 flores femeninas de aspecto similar pero más pequeñas. Cada flor se compone de un cáliz soldado en la base y abierto en 5 grandes lóbulos ovales obtusos, que parecen pétalos verdosos. En sus axilas presentan otros tantos pequeños pétalos como escamillas. Opuestos a los sépalos las flores masculinas portan 5 estambres y las flores femeninas llevan en su centro dos estilos. En la madurez, a mediados del verano cada flor da lugar a un fruto carnoso, como una pequeña baya roja similar a la del grosellero de roca pero de sabor bastante más soso.


     Con esta especie terminamos por hoy nuestro recorrido gastronómico por los bosques pirenaicos y esperando que Pyros nos haya enseñado como reconocer estas pequeñas frutas comestibles que aunque en la actualidad es frecuente verlas en explotaciones agrícolas, sin embargo tradicionalmente no se cultivaban sino que crecían en los arbustos silvestres. Un intento anterior de explotación de estos frutos se dio en la Edad Media, donde los bosques pertenecían al señor feudal y los frutos del bosque que en él crecían podían ser recolectados por los campesinos pero, a cambio, debían pagarle al señor por recogerlos. Afortunadamente hoy nuestro oso pardo puede recoger libremente los pocos recursos que pueda encontrar para su subsistencia.


COMO CURIOSIDAD OS DEJO CON UN VÍDEO DONDE SALE PYROS Y TAMBIEN OTRA OSA DEL PROYECTO DE CONSERVACIÓN DEL OSO PARDO EN LOS PIRINEOS: HVALA CON SUS HIJOS NHEU Y NOISETTE.





.

lunes, 4 de octubre de 2010

GENÉRICOS: LOS NENÚFARES

     De pequeño todo el mundo me llamaba renacuajo. Nací desnudo y canijo, ¡que se le va a hacer!. Mi mayor defecto es hablar... hablo de esto, hablo de aquello, opino de todo aunque no entienda de casi nada, ¡no me callo ni debajo del agua!. Si quieren que les guarden un secreto, por favor no me lo confíen a mi, pues soy de temperamento comunicativo y de lengua larga, ¡ya lo decía mi madre!.
     Confieso que me hubiera gustado viajar a los lugares más diversos (mi naturaleza me impulsa a ir dando saltos de aquí para allá), sin embargo he de reconocer que no soy lo que se dice un “hombre de mundo” ya que jamás he salido de estos parajes paradisíacos a los que llamo “hogar”, mi por otra parte, adorada morada.
     ¡En fin!, disculpen que les halla hecho pasar por esta incómoda situación hablándoles de mi aburrida vida, pero por fin hemos llegado al asunto del que tanto ansiaba hablarles: mi hogar.
     Habito, como les dije antes, en un paraje de ensueño, al borde de un pequeño lago de aguas limpias y repletas de vida. Es como un diminuto país de cuento, de aspecto encantado y ambiente mágico. Lugar romántico, a veces rendido a la sutil neblina evanescente donde apenas penetran unos indicios de claridad, suficiente para el desarrollo explosivo de las flores: flores en las orillas y enormes flores de diversos colores flotando en la superficie del estanque, inmóviles y nostálgicas. Aparentemente silenciosas, son sin embargo como la melodía que acompaña a ese ritmito incesante del agua desfilando por el cercano arroyuelo y que le confiere un sentimiento de armonía melancólica. A menudo las contemplo desde lo alto y me invitan a acercarme desplegando legiones de sus fabulosas hojas flotantes, y exhortándome a brincar sobre ellas, pues son tan grandes que podrías acostarte encima, (al menos si eres alguien tan pequeño como yo), y descansar sobre ellas como si de una mullida cama se tratase. Paso sobre estas hojas horas enteras, a veces también acechando, pues confieso que soy cazador, eso si, sólo por necesidad. En definitiva, no se si para ustedes lo será, pero ¿no creen que este es el lugar ideal para una rana como yo?.

Retrato del  ranador..., perdón, narrador.
     No les entretengo más, tengo que despedirme, no tardará en venir la horrible jacana, ese pajarraco de pies enormes que va arrasando por donde pisa. Además ya atardece y empieza a  hacer frío. Es hora de buscar refugio, ya saben que no llevo abrigo, y “empiezo a croar”..., perdón, “empiezo a creer” que me estoy acatarrando. La última vez que cogí un constipado estuve varios días fastidiado y no quiero pasar otra vez por esa angustiosa experiencia.
...Aunque quizás esta vez puede que funcione el antiguo remedio del “sana, sana, culito de rana, ...”.


NENÚFARES

La palabra nenúfar se aplica para designar a una serie de plantas acuáticas con flores que viven en pequeñas lagunas, lagos, charcas y pantanos, en lugares de fácil inundación y en cualquier lugar donde existan aguas estancadas o tranquilas, siendo posible verlas también en arroyos de corriente lenta. Las hojas y las flores pueden estar sumergidas, flotando o emergidas, dependiendo de la especie, mientras que sus raíces permanecen fijadas en el fondo. Pertenecen a tres diferentes familias: Nymphaeaceae, Nelumbonaceae y Cabombaceae.

Familia Nymphaeaceae

Son plantas rizomatosas con hojas alternas, de formas distintas, siendo las hojas sumergidas, diferentes de las flotantes. Las flores son hermafroditas, actinomorfas, solitarias y con pedúnculos muy largos. Contienen pétalos y estambres numerosos, generalmente en disposición helicoidal. El pistilo es súpero (su ovario se desarrolla encima del cáliz) o semiínfero (ovario parcialmente inmerso en el eje floral). El fruto es polispermo (con muchas semillas), coriáceo y con forma de baya. Las especies de esta familia viven en zonas templadas y tropicales de todo el mundo. Está formada por 6 géneros, con casi 70 especies.
La familia Nymphaeaceae a su vez se divide en dos subfamilias: Nupharoideae y Nymphaeoideae.

Nuphar lutea (Nuphar luteum)
-Subfamilia Nupharoideae: Se caracteriza por poseer flores con el ovario súpero. El ápice del gineceo aparece formando un disco plano a ligeramente cóncavo con estigmas radiales. Tienen de 5 a 14 Sépalos. Polen provisto de surcos y espinoso.

Esta subfamilia contiene un género único: Nuphar.

Género Nuphar: Contiene 9 especies. Nuphar advena, N.japónica, N.lutea (N. luteum), N.microphylla, N.polisépala, N.pumila, N.rubrodisca, N.saggitifolia y N.variegata.

La Península Ibérica alberga una única especie perteneciente al orden Nymphaeales (Ninfeales), el Nenúfar Amarillo (Nuphar luteum), que también se extiende por el norte y centro de Europa. En nuestra flora están reconocidas dos subespecies para Nuphar luteum, la subsp. luteum de amplia distribución peninsular, y la subsp. pumilum cuya existencia conocida en nuestro país se reduce a un pequeño enclave dentro del Parque Natural de las Fuentes del Narcea e Ibias (Asturias).

-Subfamilia Nymphaeoideae: Sus flores son períginas (con ovario semiínfero) o epíginas (con el ovario bajo el cáliz floral). El ápice del gineceo tiene forma de copa y toda su superficie es estigmática. Tienen de 4 a 5 sépalos.

A esta subfamilia pertenecen cinco géneros diferentes:

Género Victoria: Incluye dos especies gigantes como Victoria cruziana y Victoria regia (V. amazonica).

Enormes hojas y flor de Victoria cruziana

Euryale ferox

Género Euryale: Su única especie es Euryale ferox, de tamaño gigante similar a las del género Victoria.
Género Barclaya: Contiene cuatro especies. Barclaya kunstleri, Barclaya longifolia, Barclaya motleyi y Barclaya rotundifolia.

Ondinea purpurea, subsp. petaloidea
Género Ondinea: Sólo una especie, Ondinea purpurea con dos subespecies (Subsp. purpurea y subsp. petaloidea).

Género Nymphaea: Es el género que contiene mayor número de especies (52 especies): Entre ellas destacamos Nymphaea capensis, N.alba, N.colorata, N.odorata, N.caerulea, N.tetragona, N.lotus, etc.

De izquierda a derecha  y de arriba a abajo,  Nymphaea tetragona, Nymphaea mexicana,
 Nymphaea capensis, Nymphaea colorata, Nymphaea alba y Nymphaea caerulea.

Familia Nelumbonaceae

Los sistemas de clasificación tradicionales reconocían al único género de esta familia (Nelumbo) como parte de la familia Nymphaeaceae. Pero la mayoría de los botánicos académicos reconocen hoy día al género Nelumbo como integrante de la familia Nelumbonaceae.
Las nelumbonáceas son una familia de Angiospermas del Orden Proteales. Son hierbas acuáticas perennes, con rizomas horizontales y tubérculos en forma de plátano en el extremo de los rizomas. Con hojas simples, de lámina redondeada y con el pecíolo inserto en el centro (peltadas), emergidas o flotantes, pecíolos cilíndricos. Flores perfectas, actinomorfas (pueden dividirse en mitades simétricas), solitarias, aparentemente axilares, hipóginas, con perianto dispuesto en espiral. Reciben también el nombre vulgar de “loto”. Consta de un único género, Nelumbo.

Género Nelumbo: Contiene dos especies: Nelumbo nucifera (loto indio) y Nelumbo lutea (loto americano).

De izquierda a derecha,  Nelumbo lutea y Nelumbo nucifera

Familia Cabombaceae

Las cabombáceas son una familia de Angiospermas primitivas pertenecientes al Orden Nymphaeales. De hojas dimorfas (presenta dos formas distintas de hojas), flotantes y sumergidas, cortamente pecioladas. Las sumergidas muy laciniadas (con el margen dividido irregular y profundamente en dientes angostos y diferentes); las flotantes enteras y peltadas. Fruto seco, se abre espontáneamente al llegar a la madurez para liberar las semillas (indehiscente).
Viven sumergidas o flotando en lagos, lagunas o ríos de corriente lenta, en zonas templadas y tropicales. Tienen un período de floración diurna, las flores se abren durante dos días, el primero son funcionalmente femeninas, el segundo masculinas. Posee dos géneros diferentes:

Género Cabomba: Contiene 5 especies. Cabomba aquatica, C. palaeformis, C. furcata, C. haynesii, y C. caroliniana.

Género Brasenia: Es un género de una sola especie. Brasenia schreberi, originaria de las regiones templadas y subtropicales de África, Asia, Australia y América.
De izquierda a derecha, Cabomba furcata y Brasenia schreberi



Cultivo y Plantación de Nenúfares:
     Antes de plantar un nenúfar tenemos que tener en cuenta el lugar en el que queremos colocarlo: si el tamaño del estanque es pequeño deberemos elegir especies pequeñas, si es artificial como bañeras o piscinas de fibra de vidrio deberemos utilizar macetas o envases para contenerlos, mientras que si el estanque es natural tendremos la opción de plantarlos directamente en el suelo, aunque por comodidad es recomendable usar siempre contenedores.
     La elección de la maceta dependerá del tamaño de la especie de nenúfar. La mayoría van bien en envases de 50 cm de diámetro por 40 cm de profundidad aunque las especies más pequeñas pueden cultivarse en recipientes de unos 30 cm de diámetro por 30 cm de profundidad. Se les deberá agujerear por toda la superficie de forma que sea suficiente para que entre el agua y no se escape la tierra. Los nenúfares se suelen vender en macetas de rejilla con una especie de tela de saco o arpillera, que cumple bien esta función.
     Deberemos elegir un sustrato rico en nutrientes. Podemos utilizar tierra normal de jardín y enriquecerla con fertilizantes especiales pobres en nitrógeno. Rellenaremos las macetas y colocaremos con cuidado las raíces dentro del sustrato. Cubriremos la parte superior del contenedor con guijarros o piedras de río dejando un espacio libre para el desarrollo normal de la planta.
     Introduciremos las macetas en el agua con cuidado de que no se nos caiga tierra en el estanque. Si la planta es aún pequeña es conveniente sumergirla hasta unos 20 o 30 cm de profundidad para ir bajándola gradualmente a medida que la planta va creciendo hasta los 50 o 60 cm. o incluso hasta 1 metro si la especie que hemos elegido lo requiere. Para ello pondremos ladrillos bajo la maceta que iremos quitando a medida que vaya creciendo. El motivo para ir variando la profundidad es evitar que las flores se abran bajo el agua perdiendo así la oportunidad de verlas en todo su esplendor. Sin embargo ni las hojas ni las flores sumergidas se pudrirán ya que están perfectamente adaptadas a este medio.
     Buscaremos una ubicación que nos permita una exposición soleada, ya que necesitan un mínimo de 6 horas de sol para su perfecto desarrollo. Para una buena conservación, limpiaremos de hojas y flores marchitas el estanque y abonaremos aproximadamente cada tres meses.
     Los nenúfares se pueden reproducir mediante semillas o por división de las raíces. Poseen unos rizomas que puedes dividirlos en otoño o al principio de primavera cuando empieza a brotar y trasplantarlos en primavera o bien a principios de verano, en una operación que debe repetirse cada 3 ó 4 años.


viernes, 1 de octubre de 2010

LA MÚSICA DE LAS PLANTAS


 
 THE ALAN PARSONS PROJECT "Secret Garden"
 
 
 


MANUEL ÁLVAREZ "Magia en el bosque"





JOEL FAJERMAN "Flowers Love" (La Aventura de las Plantas)


 

LITO VITALE "Canción del Pinar" (Colección Música para Soñar y Reposar)
 


 
STEVIE WONDER "Black Orchid" (Journey Through The Secret Life Of Plants)
 

 

STEVIE WONDER "The Secret Life Of Plants"  (Journey Through The Secret Life Of Plants)
 



STEVIE WONDER "Tree" (Journey Through The Secret Life Of Plants)




SECRET GARDEN "Serenade To Spring" (Songs From A Secret Garden)