martes, 13 de abril de 2010

EL MAGUILLO

No voy a presentarme, mi nombre no es importante. Llevo en estas tierras castellanas desde que nací, hace ya más de ochenta años. Aunque me siento aún joven, reconozco que tengo ya una edad para haber visto muchas (quizás demasiadas) cosas. Recuerdo al joven Julián, un mozo moreno y recio, de piel curtida. El siempre me trató bien, con respeto, creo que podría considerarle un buen amigo. Su historia es una historia sencilla, con una vida monótona dedicada a las labores de la tierra y al cuidado de sus tres aves de corral: “la pinta”, “la rubia” y “la serrana”. Sin embargo, pronto conoció a Eva, una chica del lugar que, como él, nunca se había aventurado más allá del pueblo vecino. Con el tiempo decidieron casarse y tener hijos: primero llegó Sofía, una niña preciosa, de ojos azules, rubia como su madre, y un año después llegó Susana, el vivo retrato de su padre. De pequeñas daba gusto verlas jugar corriendo alrededor del maguillo que hace ya tiempo plantó su abuelo, ese árbol florido y alegre que se convirtió en el mejor testigo de su felicidad. Pero la felicidad es efímera, breve, fugaz, pasajera y se tornó en dolor y tristeza con la muerte prematura de la madre, dejando a Julián solo, con sus hijas y su pena. Aunque en situaciones semejantes es difícil para un padre hacerse cargo de dos niñas tan pequeñas, doy fe que Julián lo supo hacer bien y vio crecer a sus hijas educadas en la armonía y el respeto.
El tiempo es inexorable..., separa y aleja a las familias, sin remedio, y así, las hijas se casaron y emigraron. Sólo volvieron cuando al padre, enfermo y postrado en su lecho, le llegó el momento de parar su reloj. Con la muerte de Julián, mi amigo, surgieron las disputas por el reparto de la propiedad que había dejado en herencia a sus hijas: “que si mi parte del terreno llega hasta el maguillo”, “que si el maguillo me corresponde a mí”, (hay que recordar que este árbol representaba los escasos momentos de felicidad de su niñez). Tras las disputas, más disputas. Con el tiempo, recelos, resentimientos, odios...
Aquella tarde fatídica la recuerdo vagamente: un marido enfurecido, un arma, un sonido atronador, gritos desgarrados...., familias destrozadas.
Ha llegado el momento de presentarme. Mi nombre ahora si es importante. Me llamo Maguillo. Si, han adivinado, soy aquel viejo árbol que, testigo mudo, disfrutó con las alegrías y sufrió con las penas de esta familia. Soy aquel árbol que después de ochenta años conviviendo con los humanos aún no les entiende. No comprendo que el afán de poseer sea más importante que la propia vida. Primera regla de la Naturaleza, la aprendí hace tiempo: “la tierra no está hecha para que nadie la posea sino para ser disfrutada por todos”, por eso regalo mis frutos y el aroma de mis flores a pájaros y personas, insectos y roedores, a todos, porque no son mis posesiones, son nuestras, son de todos.

MAGUILLO
Malus sylvestris L.
Manzano silvestre, maguillo

Familia: Rosaceae

Lugar de origen: Europa y suroeste de Asia.

Descripción:
El manzano silvestre o maguillo es un árbol pequeño de 5 a 15 metros de altura. Hojas caducas, alternas, de hasta 5 cm. de largo, ovadas con borde aserrado. Flores de color rosado con cinco pétalos producidos en corimbos (racimos) separados, que aparecen a mediados de abril o principios de mayo, según zonas. Sus frutos son manzanas redondeadas y amarillentas de 4 a 5 cm. de diámetro en cuyo interior esconde de 5 a 10 semillas (pepitas) de color marrón. Maduran en septiembre y octubre y constituyen alimento para pájaros y roedores. La forma del tronco es encorvado y nudoso. La corteza es marrón grisácea y ,en la vejez, se desprende en grandes láminas.

Cultivo:
Requiere suelos fértiles con cierto contenido de cal y tolera suelos duros, arcillosos y margosos pero con mayor grado de humedad. Exposición semisombreada aunque admite exposiciones más soleadas. En sus hábitats naturales se reproduce mediante semillas dispersadas por las aves que ingieren sus frutos. También se reproduce mediante esquejes o estaquillas.

Utilización: En parques y jardines como arbolito ornamental aislado, también es plantado en cotos de caza como protección contra el viento y en los márgenes de los bosques.

Propiedades medicinales: Como uso interno sus frutos son utilizados como antiinflamatorio del aparato digestivo, es antidiarreico y laxante suave, diurético y depurativo. La infusión de sus flores es anticatarral. También es buena para el colesterol y la hipertensión, para rebajar la fiebre y como sedante. Como uso externo se usa la pulpa de las manzanas para las quemaduras y el zumo mediante masajes para combatir la flacidez de la piel.

Refranes y frases:
-"Cuando da muchos frutos el manzano, podrás agarrarlos con la mano".
-"Apartadle del manzano, no sea lo de antaño".(Remate de un viejo cuentecillo, previene contra la torpeza de errar dos veces sobre la misma cosa).
-"La pera no es pera, mas la manzana espera". (juego de palabras que indica que la pera es más perecedera que la manzana).
-"La manzana podrida pierde su compañía" (Indica que al igual que la fruta dañada, apenas descubierta, es separada de las sanas, así la gente ruin pierde el arrimo de la gente honrada en cuanto muestra su mala condición).
Curiosidades:
El ingrediente básico en la elaboración de la sidra es la manzana, todos lo sabemos. En Asturias, cuna de la sidra, tienen sus variedades especiales para la fabricación de esta bebida tan refrescante y gratificante, variedades que aunque en ocasiones son poco valoradas en las fruterías sin embargo se utilizan tradicionalmente en la fabricación de la sidra con unos resultados insuperables. Pocos saben que antiguamente se utilizaban también variedades de manzana silvestres, como el maguillo, para añadirles en un pequeño porcentaje a las variedades de manzanas tradicionales y así ayudarles en la fermentación, gracias a su alto contenido de pectina. Ésta es una utilidad que en la actualidad ha desaparecido casi por completo debido, en parte, a la dificultad de encontrar esta especie en sus enclaves naturales. Es una pena, pero ocurre a menudo, que las especies silvestres sean desterradas, incluso hasta el borde de la extinción por una multitud de variedades creadas a partir de ellas.

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