domingo, 15 de agosto de 2010

VUELVE EL ACEBO

     -“¡Mira bien a tu alrededor, hijo mío!, ¡graba bien en tu memoria el paisaje de la tierra que te vio nacer y que hoy tristemente abandonas!. ¡Grábalo y ponlo al lado de donde guardes tus recuerdos más queridos!. Piensa en esos recuerdos y piensa en nosotros, eso te dará fuerzas y ánimos cuando estés en la batalla, y sobre todo, ¡vuelve!...¡regresa a tu tierra y regresa a tu gente!. ¡Un hombre debe morir rodeado de los suyos,... no en tierra extraña!”.
     -“No se preocupe padre, es sólo una pequeña batalla sin importancia. Ya verá, para navidades estaré aquí como siempre. ¿Quién se encargará si no de traer las ramitas de acebo para alejar a los malos espíritus? Sólo yo sé donde encontrar los mejores ejemplares...Y usted, madre, no llore que no quiero partir viéndola tan triste”.
     Así se despedían unos padres de su joven hijo Gastón cuando por primera vez se disponía a salir de Sarlat, un pequeño pueblo situado en la provincia del Périgord noir, al sureste de Francia. Su destino era luchar contra el inglés en alguna de las numerosas batallas medievales de la llamada “Guerra de los cien años”.

     ... ¡¡Cien años estuvieron esperando su vuelta, cien navidades sin ramitas de acebo!!.

     Año 1975. Una familia prepara la cena navideña con entusiasmo y alegría. –“¡Date prisa Marguerite, tu hermano ya estará al llegar y todavía tenemos todo a medio preparar. Recuerda que para él esta Navidad es muy especial después de un año entero fuera de casa cumpliendo con el servicio militar”.
     Sonido de cerraduras en la puerta, alguien entra. El cabeza de familia da paso a un joven con la sonrisa resplandeciente. Lleva algo en la mano: es una ramita de acebo.
     -“¡¡¡Bienvenido a casa Gastón!!!”.

Las historias a menudo empiezan
cuando uno llega
y terminan con un adiós.
Yo doy por buena una historia,
aunque empiece en despedida,
si concluye cuando uno llega,
aunque en tanto hayan pasado
cien mil años o un millón.



ACEBO
Ilex aquifolium L.
Cardón, grévol, gorostia, azevinho.

Familia: Aquifoliaceae.

Lugar de origen: Sur y Oeste de Europa.

Descripción:
Arbusto o arbolillo perennifolio, dioico (existen ejemplares macho y ejemplares hembra), de hasta 10 metros de altura. Corteza lisa de color gris. Hojas simples, coriáceas, brillantes, con borde desde liso a muy espinoso dependiendo de la altura en la que se sitúan en el árbol. Las flores, pequeñas nacen en grupos en las axilas de las hojas. El fruto es rojo y brillante, normalmente con 4 semillas en su interior. Madura en invierno, época en la que se convierte en un alimento vital para los pájaros que se ocupan además de la dispersión de las semillas.
Acompañante de diversos tipos de bosques incluidos los mediterráneos.
Su madera es de calidad, la corteza se ha usado para hacer un pegamento (liga). Su mayor valor aparte del ecológico, es el ornamental.
Existen multitud de variedades entre ellas:
- var. algarviensis      - var. balearica 
- var. barcinonae       - var. heterophyllum
- var. laetevirens       - var. lusitanica
- var. senencens
Cultivo: Es una especie al que le gusta la sombra o semisombra aunque en regiones norteñas puede aguantar lugares más soleados. Se adapta bien a distintos tipos de suelo con grados de acidez variable. Suele tolerar bien el frío y le gusta la humedad ambiental. En época de crecimiento es conveniente abonarlo y acolcharlo en período de reposo. Soporta bien la poda. Se reproduce mediante semillas, acodado, esquejes, injertos, y por división. Las semillas deben ser estratificadas pero en estas especies la germinación no ocurre sino hasta un año después.

Utilización: Como ejemplar único, aunque también es utilizado como seto espinoso.

Propiedades: Contiene taninos, y alcaloides como la cafeína o la teobromina que le confieren propiedades estimulantes y diuréticas. Es un apreciable tónico cardíaco aunque en proporciones elevadas puede resultar tóxico.

Plagas y enfermedades: El acebo es una planta resistente a contraer parásitos o enfermedades. La plaga más frecuente del acebo es el pulgón aunque también puede verse atacado por lecánidos (escamas chupadoras de savia) así como algunos minadores de las hojas como las larvas de las mosquita Phytomyza ilicis que deposita los huevos al principio del verano en las hojas tiernas provocando surcos en ellas. Un riego inadecuado por exceso de agua puede provocar hongos como la Armillaria o la Phytophthora.

Refranero.
-Palo de acebo, mientras dure no hay miedo.
-Si el cuco canta por el acebal, las arcas llenas de pan, si canta por La Rasía, las arcas vacías.

Curiosidades:
     ¿Sabemos por qué el acebo es una planta utilizada tradicionalmente en Navidad?
Para saber su origen haremos un poco de historia:
     Los monjes medievales llamaban al árbol de acebo “Árbol Sagrado” (Holy Tree) porque se creía que mantenía alejados a los malos espíritus. También se creía que protegía a las casas de los rayos de tormenta. Los antiguos romanos decoraban el vestíbulo de su casa con guirnaldas de acebo durante la festividad de la Saturnalia, que tenía lugar a mitad del invierno. Más tarde, el acebo se convirtió en el emblema de la vida eterna; las hojas terminadas en punta representaban la corona de espinas llevada por Jesús y las bayas rojas, las gotas de sangre derramadas por éste. También pasó a representar la zarza ardiente del relato bíblico, en que Dios se manifestó a Moisés.
     Es usado como adorno de Navidad, signo de buen augurio. Tal y como se concibe actualmente, fue implantado por la Iglesia Católica, en los albores del siglo VIII, como parte de los procesos de cristianización de los paganos en las actuales Islas Británicas e Irlanda, mezclándose y asimilando parte de las antiguas creencias. El acebo debe introducirse en una casa antes de Nochebuena y sacarse la Noche de Reyes. En el lenguaje de las flores, es el símbolo de la felicidad doméstica.
     Por último quiero recordaros que el acebo es una especie protegida y que no podéis ir por el monte arrancando sus ramitas, así que si queréis adornar vuestras casas es mejor que visitéis a vuestro vivero más cercano.

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