martes, 30 de noviembre de 2010

¡¡MARCHANDO UNA DE CORTEZAS!!

     El joven profesor andaba hoy muy atareado y un tanto distraído. Con su cartera repleta de notas, apuntes y comentarios tomó asiento en la mugrienta mesa de aquel bar que a menudo frecuentaba de camino a casa.
     –“Un café, por favor” – pidió con voz sosegada y agradable al camarero que se aproximaba con desmesurada parsimonia, actitud que hubiera desesperado al mismísimo Santo Job, inventor de la paciencia, pero no a nuestro profesor.
     – “¿Solo?” – contestó con desgana el pinche. El profesor por un momento creyó que se refería a su permanente falta de compañía que tanto le echaba en cara su protectora madre y que a él tanto le fastidiaba que le reprochara, pero de inmediato se dio cuenta del verdadero sentido de la pregunta.
      – “Con leche..., y un poco de azúcar, gracias”.
     Mientras tanto empezó a desparramar por la mesa todo el papelamen que portaba en la cartera para preparar las lecciones que debía impartir a sus alumnos al día siguiente. A menudo solía organizar sus clases en este sitio pues solía ser un lugar bastante tranquilo, con escasa clientela.
     Ya empezaba su cabeza a concentrarse en los deberes. Tenía que preparar dos clases con temáticas diferentes y era importante ordenar la mente para no mezclar conceptos: por un lado iban desfilando términos como sial, sima, corteza oceánica, corteza continental, capa sedimentaria..., para la materia de geología que había de impartir a sus alumnos de 4º. Pero según desfilaban estos términos por su mesa también iban desfilando por la entrada del bar cliente tras cliente como el goteo incesante de un grifo mal cerrado, hasta ir llenando de rumores, después bullicio, más tarde gritos, el hasta entonces tranquilo espacio de aquella taberna. Por otro lado ahora le empezaban a bailar en su cabeza palabrejas como hipotálamo, diéncefalo o hemisferio cerebral necesarias para la clase de anatomía humana de los de 3º, pero entre el vocerío externo y la confusión interna empezaron a mezclarse ambas materias y ya no sabía si el epitálamo pertenecía a la corteza cerebral o a la corteza terrestre. Y entre tanto lío de cortezas, a punto de estallar, sonó una vozarrona penetrante que terminó rompiendo su concentración y que provenía del camarero: –“¡¡¡Marchando una de cortezas!!!”.
     El pequeño bar era conocido en la zona por su gran variedad de tapas, configuradas en su mayoría a base de fritos y carnes ricas en grasas, como sus famosas cortezas de cerdo, que nuestro joven profesor de ciencias jamás se había atrevido a probar, pues era más bien de costumbres vegetarianas.
     Como en ese ambiente ya no había manera de discurrir, recogió con presteza todos los papeles que había en la mesa y regresó a casa. Allí, al volver a sacar el papelamen para retomar su tarea se dio cuenta de que había arramplado con todo el contenido de la mesa de aquel bar, incluido un servilletero y el “Menú de tapas”. Su sorpresa fue mayúscula cuando al echar un vistazo al listado de aperitivos se encontró con lo siguiente en el apartado de cortezas:


CORTEZAS DE ÁRBOLES

Corteza de Abedul pubescente (Betula pubescens)

Corteza de Alcornoque (Quercus suber)

Corteza de Aliso (Alnus glutinosa)

Corteza de Almez (Celtis australis)

Corteza de Cerezo silvestre (Prunus avium)

Corteza de Encina (Quercus ilex)


Corteza de Enebro de la Miera (Juniperus oxycedrus)

Corteza de Fresno (Fraxinus angustifolia)


Corteza de Madroño (Arbutus unedo)

Corteza de Olivo (Olea europaea)

Corteza de Olmo de montaña (Ulmus glabra)

Corteza de Pino piñonero (Pinus pinea)

Corteza de Pino resinero (Pinus pinaster)

Corteza de Roble melojo (Quercus pyrenaica)

ATENCIÓN: Este menú es una interpretación alegórica, no intente hacer ni consumir ninguna de estas recetas, puede ser perjudicial para su salud.



5 comentarios:

  1. Que entrada más bonita. Cuantas historias podrían contar esas cortezas... Cuando veo algo tan hermoso no puedo evitar recordar a William Hazlitt cuando decía que "No vemos la naturaleza con los ojos sino con la comprensión de nuestros corazones". Un saludo.

    ResponderEliminar
  2. Bonita he interesante entrada ,tanto por el prologo como por la muestra de cortezas de árboles que por cierto te a quedado muy bonito. Buen trabajo!!! Saludos

    ResponderEliminar
  3. Preciosa!!, interesantísima me ha encantado y con un montaje precioso, y la historia muy divertida, imagino que serás también el autor, mi enhorabuena es una entrada con mucha imaginación..., apuntaré esos ingredientes que llevan las cortezas... Saludoss

    ResponderEliminar
  4. Me ha encantado el artículo y sobre todo la maquetación. Siempre se aprenden cosas nuevas.

    Gracias por compartirlo.

    ResponderEliminar
  5. Me encanta acariciar los troncos. No paro de decirles a los amigos que, si se quiere entender a las plantas, es necesario también tocarlas. No veo otra forma de sentirlas realmente. Pero no les entra. Yo no desisto.
    Un saludo navideño desde Hervás

    ResponderEliminar