El más fuerte de los vientos jamás
conseguiría derribarnos. Ni tan siquiera a duras penas alcanzaría a
doblegarnos, tal es la determinación y la fuerza de nuestras creencias. Es
posible, por el contrario, puesto que ha sucedido ya en repetidas ocasiones a
lo largo de la historia que al igual que las hojas secas en el bosque o como
los granos de arena del desierto lograra, al fin, arrastrarnos para conducirnos
un poco más allá. Porque cualquier tierra dispuesta a acogernos puede llegar a
constituirse en nuestro hogar. Pero
aunque vivamos allí por generaciones esa tierra hospitalaria no nos pertenece,
ni nosotros tampoco a ella, porque nuestro pueblo nunca ha tenido patria. Un
origen si, pero éste se ha vuelto tan remoto que se pierde hasta en la memoria
de nuestras Sagradas Escrituras.
Somos descendientes en línea directa
de la doctrina nazarea que Yohanna, el más grande y sabio de los profetas
predicó hace 2.000 años en la tierra de Palestina en ambas orillas del río
Jordán. En aquellos convulsos años tras la muerte del maestro tuvo lugar un
enconado enfrentamiento por el liderazgo de nuestra fe que condujo a una
división irreconciliable. Aquellos que permanecieron como fieles seguidores del
profeta hubieron de abandonar para siempre sus hogares perseguidos a causa de
sus creencias por sus mortales enemigos. Así, iniciaron un éxodo que a lo largo
de los siglos les ha llevado por todo el Medio Oriente.
Hoy, finalmente, acosados y al borde del
exterminio en las marismas del río Eúfrates donde nacimos, algunos de nosotros
nos vemos obligados a emprender una nueva huida. Esta vez hacia occidente,
hacia América, donde tal vez encontremos una sociedad lo suficientemente
tolerante donde tengan cabida por igual todos los pueblos y culturas del mundo.
LANGOSTAS Y MIEL
Nuestro relato anterior nos muestra los
avatares del pueblo mandeo, seguidores de la doctrina de Yohanna, al cual los
cristianos llamaron San Juan el Bautista. Éste solía predicar en el desierto de
Judea donde con frecuencia realizaba sus rituales bautismales. En los
evangelios, Mateo nos muestra como San Juan lograba sobrevivir largas
temporadas en un lugar tan inhóspito: “Y tenía Juan su vestido de pelos de
camellos, y una cinta de cuero alrededor de sus lomos; y su comida era
langostas y miel silvestre”.
Sin embargo, aunque en aquella época con
frecuencia se incluían en la dieta alimentaria insectos como las langostas, hay
quién opina que era poco probable que estos insectos frecuentaran un lugar tan
adverso como este desierto. Por el contrario hay algunas especies de árboles
que subsisten en las regiones desérticas de la zona. Casualmente una de ellas,
el Algarrobo (Ceratonia siliqua) era conocida por algunos pueblos con el
nombre de “langosta” lo cual lleva a pensar que tal vez el bautista se
alimentara de las nutritivas vainas de este árbol.
Posteriormente al algarrobo, del cual
hablaremos a continuación, se le asignaron nombres como “Árbol de San Juan” o
“Pan de San Juan” evocando esta circunstancia.
Hojas de algarrobo (Ceratonia siliqua) |
ALGARROBO
Ceratonia
siliqua, L.
Algarrobo,
algarrobo judío, árbol de San Juan, pan de San Juan, garroba, garrofa,
garrofera, mollar, quilate.
Familia: Leguminosae (Caesalpinaceae, Fabaceae,
Papilionaceae).
Etimología: La palabra ceratonia proviene del
griego “keration” cuyo significado es “cuernecillo” haciendo referencia a la
forma de las vainas. Siliqua viene del latín y significa “vaina de
leguminosa”.
Lugar
de origen: Originario del
Mediterráneo Oriental, se ha extendido por toda la cuenca mediterránea.
En
América existen otras especies de árboles que reciben el nombre de Algarrobo
aunque de parentesco lejano pertenecientes al género Prosopis (Algarrobo
blanco, algarrobo negro, algarrobo chileno...) o a otros como Hymanaea
courbaril (Algarrobo criollo).
Descripción:
El
algarrobo es un árbol perennifolio de hasta 10 metros de altura, de corteza
lisa, de color gris-negruzca. Sus hojas son compuestas, alternas, paripinnadas,
con foliolos coriáceos de 2-5 cm de longitud, de color verde, con el borde
entero y de forma elíptica casi redonda. Es una especie polígama, aunque lo más
frecuente es encontrar individuos masculinos o femeninos. Las inflorescencias
son racimos que nacen de las ramas o incluso de los troncos. Las flores
masculinas son muy pequeñas, monoclamídeas, con un verticilo estéril y 5
estambres de anteras rojas. Las femeninas son parecidas pero carecen de
estambres y poseen un pistilo comprimido y terminado en un estigma ancho. El
fruto es una legumbre o vaina dura de longitud muy variable, de color verde
claro en sus inicios y castaño oscuro al madurar, conteniendo en su interior
varias semillas pardo rojizas rodeadas por una pulpa pegajosa de sabor dulce.
Flores de algarrobo. A la izq. flores masculinas con sus característicos estambres rojos. A la derecha flores femeninas. |
El
algarrobo es un árbol de clima cálido,
soportando bastante bien la sequía y no aguantando suelos que estén demasiado
húmedos. En zonas dónde el clima no sea favorable se intentará resguardar del
frío pues no soporta temperaturas bajas ni las heladas. La exposición debe ser
soleada. Se adapta a todo tipo de suelos prefiriendo los terrenos calizos. Se
reproduce mediante semillas siendo necesario a veces procesos de escarificación
u otros tratamientos para tener mejores resultados.
Utilización:
Tradicionalmente
se ha usado como forraje para el ganado siendo actualmente utilizado en la
composición de algunos piensos y en la industria farmacéutica. En tiempos de
escasez, en España concretamente durante la Guerra Civil y la posguerra, sus
vainas, de pulpa dulce, fueron consumidas por gran parte de la población debido
a su gran valor nutritivo, llegando a producirse distintas variedades de frutos
(Mollar, negrete, caches, matafelera...). Con estos frutos se prepara el carob,
un sucedáneo de chocolate muy utilizado en dietética.
Propiedades
medicinales:
Frutos del algarrobo en sus distintas fases. A la izquierda fase verde de las vainas, en el centro en su fase de madurez. A la derecha, semillas extraídas del interior de las vainas maduras. |
Posee
múltiples utilidades para tratar afecciones digestivas como la diarrea, dolores
estomacales o indigestiones. Es útil también para tratar problemas
respiratorios, dolores de garganta o para aliviar la conjuntivitis.
Refranes:
-“Mal
año de maíz, buen año de algarroba”. (Este refrán hace referencia a la
resistencia que tiene el algarrobo a las sequías, siendo una gran reserva
alimenticia cuando fallan otros cultivos y forrajes).
Imagen del maestro espiritual de los mandeos Juan el Bautista. Óleo del pintor italiano Massimo Stanzione (1586-1656) titulado "La predicación de San Juan Bautista en el desierto" |
LOS MANDEOS: LA ÚLTIMA RELIGIÓN GNÓSTICA.
Los mandeos son una de las comunidades
religiosas más antiguas y pequeñas del
mundo mediterráneo. Se cree que evolucionaron en las orillas del río Jordan en
los siglos I y II d.C. donde realizaban de forma pública y colectiva su rito
más importante, el bautismo, siguiendo las enseñanzas de su mayor maestro espiritual
Juan Bautista. Sin embargo sostienen que su religión es mucho más antigua y que
proviene directamente de Adán.
Se considera una secta gnóstica, de hecho
la propia palabra “mandeo” proviene del arameo “manda” que significa
“conocemos” que en griego sería “gnosis”. Toma por tanto del gnosticismo la
creencia en la salvación mediante el conocimiento de lo divino y no mediante la
fe en el perdón a través del sacrificio de Cristo. De hecho los mandeos nunca aceptaron a Jesús al cual consideran
un traidor que, según su creencia fue abandonado por Dios y crucificado como
castigo por apartarse de la doctrina de Juan el Bautista, su verdadero Mesías.
También mantiene la filosofía o creencia dualista del bien contra el mal, el
espíritu frente a la materia..., característica del gnosticismo.
Los mandeos tienen su propio libro santo,
El Ginza Raba, que es un compendio de historias, oraciones y tratados
teológicos. También tienen otras escrituras sagradas como el “Libro de Juan” o
el Qolasta o Qolusta que es un libro de rezos. Los templos se denominan
“mandá” y suelen estar situados cerca de un río para celebrar la purificación
mediante el agua corriente en su rito más importante. Una peculiaridad de esta
religión es que es imposible convertirse al mandeísmo ya que sólo pueden serlo
los hijos nacidos de padre y madre mandeas y casarse con alguien que no
pertenezca a esta religión es motivo de expulsión.
Visto esto, parece asombroso que en la
actualidad aún sobrevivan seguidores de esta doctrina. Los mayores
asentamientos de creyentes han estado hasta hace poco en Irak e Irán, aunque
recientemente han sido perseguidos y obligados a emigrar y dispersarse. Pese a
que son pocos (unos 12.000, según estimaciones de 2011) es admirable la fuerza
de sus creencias y su capacidad para perdurar hasta llegar a convertirse en los
últimos gnósticos antiguos que quedan.
muy buena la pagina sigan asii tiene muy buena informacion
ResponderEliminarMira que belleza de arbol
ResponderEliminarAlgarrobo de hecho es una localidad en Chile que se encuentra justo después de las cabañas en Ancud, es un dato relevante, a puesto a que no lo sabías, o sí ¿?
ResponderEliminarInteresante
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