sábado, 26 de abril de 2014

...INCIENSO Y MIRRA

     Desde una de las cimas dominantes de la Colina Tebana, Senenmut contempló en silencio el Gran Campo del Valle de los Reyes, el lugar donde se ocultaban excavadas en la roca madre las tumbas de los faraones de las últimas y poderosas dinastías. Repentinamente, al detener la mirada sobre un bello templo de reciente construcción sus ojos se llenaron de indisimulado orgullo. Era el Dyeser-Dyeseru, la maravilla de las maravillas, el templo del millón de años que honraría para siempre a su amada reina Hatshepsut.
     Su privilegiado punto de observación le permitía admirar el conjunto de tan fastuosa obra. Desde la avenida de esfinges que da paso al patio inferior hasta las amplias y escalonadas terrazas con pórticos columnados  comunicadas entre sí por largas rampas. El templo parecía brotar de las paredes del acantilado y descender suave y armoniosamente, como si de un afluente se tratara, en dirección al padre Nilo. Pero es en el vientre de la montaña, oculto a las miradas, donde se encuentra el verdadero santuario consagrado a Amon-Ra.
     Todo estaba listo. Faltaba únicamente la decoración interior y, sobre todo, los jardines. Las noticias que llegaban a la Corte de Tebas, sin embargo, auguraban el cercano regreso de la exitosa expedición enviada al lejano País de Punt en busca de plantas vivas de olíbano y mirra.
     Ilusionado, ajeno a los avatares del mañana, Senenmut descendió el sinuoso sendero que conducía a la cercana ciudad de Tebas. De su mano caminaba junto a él la todavía adolescente princesa Neferura, hija de la reina Hatshepsut y destinada a heredar el trono del más grande imperio de la Tierra.

Relieve del templo de Deir el-Bahari representando
 la expecición al pais de Punt. Abajo, dibujo
realizado por el egiptólogo Johannes Dümichen
resaltando el relieve anterior.
LA EXPEDICIÓN AL PAÍS DE PUNT
    Punt es un antiguo territorio cuya localización no se ha podido confirmar aunque posiblemente pudiera haber estado situado en la costa africana del océano Índico. Tenemos constancia de su existencia gracias a los textos jeroglíficos del Antiguo Egipto.
     Se hicieron distintas expediciones a lo largo de la historia desde Egipto hacia este país pero sin duda la más célebre es la enviada por la reina-faraón Hatshepsut. Esta reina que llegó al poder tras la muerte de su esposo Tutmosis II debido a la corta edad del hijo de ambos, consiguió perpetuarse en el puesto gracias en parte al papel desempeñado por su consejero de confianza, un hombre llamado Sen-en-Mut quien desempeñaba labores de arquitecto diseñando impresionantes templos entre los que cabe destacar el Dyeser Dyeseru construido en Deir el-Bahari en honor a la reina-faraón. Muy próximo a la reina (existe una hipótesis que relaciona a estos dos personajes en una esfera mucho más íntima que la política), Sen-en-Mut también realizaba labores de educador de la princesa Neferura, hija de Hatshepsut.
     Durante los veintidós años que duró el gobierno de la reina y su fiel consejero, Hatshepsut estableció benéficas relaciones comerciales y diplomáticas con sus vecinos instaurando un cambio en la orientación política de la dinastía, que hasta entonces se dirigía hacia el control político-militar de la zona y que con ella parece centrarse en otras empresas de carácter económico. En este marco se diseñó la espectacular expedición al país de Punt en busca de materiales como oro, ébano, marfil o sustancias muy valoradas en la época como la mirra o el incienso. Para tal efecto se confeccionaron cinco navíos con madera de cedro del Líbano que tenían, según los textos jeroglíficos, veinticuatro metros de eslora, seis de anchura y dos de calado, impulsados por enormes velas atadas a un mástil de nueve metros de altura.
     Dicen los textos que "volvieron cargados pesadamente los barcos con las maravillas del país del Punt: todas las buenas maderas aromáticas de la Tierra del dios, montones de resina de mirra, jóvenes árboles de mirra, ébano, marfil puro, oro verde de Amu, madera de cinamomo, madera-hesyt, incienso-ibemut, incienso, pintura de ojos, monos, babuinos, perros, pieles de pantera del sur, y siervos y sus hijos...". Así, después de ocho meses de expedición, los doscientos diez hombres que componían el proyecto al mando de su canciller Nehesy, regresaron a casa cubiertos de gloria.

Árbol del Incienso (Boswellia sacra)
INCIENSO
     El incienso es una resina aromática que se extrae de algunas plantas del género Boswellia. Originalmente se conocía en las diversas culturas con nombres derivados de la leche debido al aspecto de la resina al brotar del árbol. Así, para los hebreos era "lebonah", para los griegos "libanos", los árabes lo llamaban "luban" y los romanos "olibanum", palabra de la que deriva "olíbano" que es como se sigue conociendo en la actualidad a esta resina. A menudo para aprovechar mejor las propiedades aromáticas del olíbano se le añadían aceites esenciales de origen animal o vegetal para que pudieran arder y así desprender un humo perfumado. Debido a esta práctica habitual de "encender" (en latín "incendoere") la resina derivó la palabra actual "incienso".
     Hoy en día a cualquier mezcla de sustancias que despidan buen olor se le llama incienso por ello podemos encontrar combinaciones con otras resinas y sustancias como la mirra, el ciprés, la canela, el  romero, etc.
     Usado por todas las culturas del mundo y por la mayoría de las religiones tradicionales para sus diferentes ritos, estos aromas parecían tener unas propiedades que hacían conectar al hombre con lo divino y con la naturaleza, pero es la naturaleza misma la que provee al hombre de esta sustancia que aparece al raspar la superficie de la corteza de un simple árbol, que suda gotas de un líquido con aspecto de leche y que más tarde se convierten en piedrecillas.
     Existen distintas especies vegetales a las que se le llama incienso, por ejemplo, Plectranthus coleoides = Plectranthus madagascariensis (planta del incienso), Artemisia absinthium (incienso, ajenjo) o Myrocarpus frondosus (incienso del Paraguay) debido a que desprenden aromas similares, pero esta resina sale exclusivamente de los árboles de género Boswellia. En la India lo extraen de la Boswellia papyrifera, pero el olíbano árabe, el olíbano por excelencia proviene de la Boswellia sacra.
A la izquierda, resina lechosa exudando de la corteza del árbol del incienso. A la derecha, la misma resina solidificada.
ÁRBOL DEL INCIENSO
Boswellia sacra, Flueck.
Árbol del incienso, árbol del olíbano.
Familia: Burseraceae.
Etimología: Como hemos visto la palabra incienso deriva del latín "incendoere" = encender, quemar, incendiar. No sabemos el origen exacto de "Boswellia" pero si el de "sacra", que deriva del latín "sacer" = santo, sagrado.
Lugar de origen: Somalia, Etiopía, Yemen y Omán. También se cultiva en las regiones secas del nordeste de África y al sur de la península arábiga.  
Detalle de las flores y los frutos del árbol del incienso (Boswellia sacra)
Descripción:
Es un árbol de pequeño tamaño que alcanza entre 2 y 8 metros de altura y que a veces se presenta de forma arbustiva con varios troncos. Su corteza presenta una textura como de papel que se desprende con facilidad. Sus hojas son caducas, compuestas de un numero impar de foliolos que tienen el margen dentado y que crecen en forma opuesta. Son glabras y de color verde intenso por el haz y más pálidas por el envés. Las hojas nuevas presentan pilosidad. Las flores aparecen reunidas en racimos. Son de pequeño tamaño y están compuestas de cinco pétalos de color blanco amarillento, diez estambres y un cáliz de cinco dientes. El fruto de aproximadamente 1 cm de diámetro es de forma redondeada, originalmente de color verde claro, con cuatro o cinco vértices ligeros.
Este árbol tolera las situaciones más críticas, encontrándose frecuentemente en pendientes rocosas y barrancos. Prefiere los suelos calcáreos.

Árbol de mirra (Commiphora myrrha)
MIRRA
     La mirra al igual que el incienso es una sustancia resinosa aromática que se obtiene haciendo pequeñas incisiones en la corteza de otro árbol, en este caso Commiphora myrrha, de la que se extrae una gomorresina amarilla, de sabor amargo y que al secarse adquiere una tonalidad pardo-rojiza.
     Muy valorada en la antigüedad, (su valor triplicaba por ejemplo a los del oro y el incienso, las otras dos ofrendas que los Magos entregaron al niño Jesús en Belén) era utilizada para multitud de aplicaciones, entre las que estaban la quema aromática en distintas ceremonias religiosas y funerarias, la aplicación médica para distintos remedios sobre todo en la época de los romanos o como elemento clave en los procesos de embalsamamiento de los cadáveres de los antiguos egipcios. No hay que olvidar sobre todo el valor que a lo largo de la historia ha tenido en la fabricación de cosméticos y perfumes utilidad que sigue estando vigente en la actualidad.
Resina de mirra cuando se extrae de la corteza y solidificada en forma de piedrecillas.
ÁRBOL DE MIRRA
Commiphora myrrha, T. Nees (Engl.)
Mirra, Árbol de mirra, Mirra del Yemen, Mirra Somalí. 
Familia: Burseraceae.
Etimología: El nombre mirra, parece que proviene del árabe "murr" y significa amargo. Los griegos lo llamaban "mýrra" y en latín "myrrha".
Lugar de origen: Yemen, Península Arábiga, Somalia y el este de Etiopía.
Distintos detalles del árbol de mirra (flores, frutos, hojas, espinas...)
Descripción:
Es un arbusto o árbol pequeño muy espinoso que alcanza entre 2 y 6 metros de altura, con el tronco corto y suculento, capaz de retener el agua durante períodos largos. Las hojas son pequeñas y se reparten de forma escasa a lo largo de las ramas. Generalmente son simples aunque a veces se presentan compuestas de tres foliolos dispuestos alternativamente. Son coriáceas, de color verde y de formas y tamaños muy variables (pueden ser elípticas, lanceoladas, cuneiformes o redondeadas). Las flores son dioicas, pequeñas y poco visibles, dispuestas en panículas. Los frutos son ovales, ligeramente aplanados y terminados en ápice, de 2-4 mm de largo, de color marrón cuando maduran y rodeados en la base por un cáliz dentado con el tallo muy corto.

"Nacimiento de Adonis" de Marcantonio Franceschini,
obra en la que se aprecia a Mirra transformada en árbol.
LA OTRA MIRRA (MITOLOGÍA GRIEGA)
   Según la mitología griega, Mirra, también llamada Esmirna, era hija de Cencreis (Cencreide) y del rey de Asiria (Tías) o el rey de Chipre (Cíniras), según versiones. En la versión más extendida se dice que la madre de Mirra, esposa del rey presumía de que su hija era más hermosa que la diosa Afrodita. Para castigar a la madre por semejante descaro, Afrodita hizo que Mirra se enamorase de su padre y le sedujese en sueños. El rey al enterarse de lo ocurrido montó en cólera y quiso matar a su hija pero Afrodita se adelantó y la convirtió en un árbol de mirra. De esta relación Mirra engendró a Adonis que nació, según versiones, cuando el rey disparó una flecha al árbol o cuando un jabalí usó sus colmillos para desgarrar su corteza. De cualquier manera en todas las versiones Mirra siempre termina convertida en árbol.