jueves, 23 de enero de 2014

INFLORESCENCIAS

     A los que despectivamente me bautizaron con el nombre de Abejorro sólo puedo decirles que a todo se acostumbra uno y que no les guardo rencor, pero me quedo con el otro nombre que, tan acertadamente, me puso el bueno de Linneo: "Bombus", que significa ni más ni menos que "zumbido", mi verdadera tarjeta de presentación.
     Es verdad que me siento injustamente considerado por parte de la especie encargada de dar fe de la existencia del planeta viviente y de todos los seres prodigiosos que en él habitamos. Hasta entre la enorme legión de polinizadores me tienen por un actor secundario cuando la realidad es bien distinta, mi labor es, cuando menos, tan importante como la de algunos de mis cercanos parientes que gozan de mayor y, a mi entender, desproporcionada popularidad.
     De los que rebuscamos entre las flores somos, sin duda, algunos de los más eficientes. Antes que nadie en las mañanas, incluso en los días fríos del invierno cuando nuestras primas las abejas apenas se atreven a asomarse a las piqueras de sus colmenas, nosotros salimos a zumbar por ahí, ¡la mar de atrevidos!, ¡la mar de contentos!, es más, diría yo, un tanto desafiantes, flipando en colores del espectro ultravioleta.
     Para colmo, hasta algunos científicos me negaron en cierta ocasión la capacidad de volar aduciendo que mis aparentemente pequeñas alas no se correspondían con mi corpulento corpachón mostrándose en desacuerdo, por tanto, con las leyes de la aerodinámica. Pobrecitos, tuvieron que rendirse a la evidencia pues como diría el gran sabio Galileo: "eppur si muove".
     Llegada es también la hora de reivindicar la autenticidad y la elegancia de las formas redondeadas frente a la tiranía de modas meramente pasajeras que pretenden imponer los diseños estilizados (todo el mundo sabe que las avispas no son de fiar). La evolución ha ofertado un infinito abanico de apariencias compatibles con la vida, pues cada forma desempeña un oficio exclusivo en aras de la diversidad.
     Pero el motivo principal por el que me presento hoy aquí no es otro que el de llamar la atención sobre el declive continuado y alarmante de las poblaciones de insectos polinizadores: abejas y abejorros pero también mariposas, chinches, moscas y escarabajos, insustituibles intermediarios en la reproducción de las plantas. El empleo masivo de insecticidas no selectivos, los llamados sistémicos, que se introducen a través de la savia en todos los tejidos de las plantas tratadas, está matando no sólo a los insectos chupadores o barrenadores a los que supuestamente van dirigidos, sino también a sus depredadores naturales y a los que, como nosotros, buscamos el néctar y el polen ignorantes de que las plantas a las que servimos con nuestro trabajo han sido profundamente contaminadas.

Las abejas, principal víctima de esta tragedia.
SÍNDROME DEL DESPOBLAMIENTO DE LAS COLMENAS
     Antes de empezar este apartado quisiera pediros a todos un minuto de silencio. Al protagonista de nuestro relato, el abejorro, le hubiera gustado ser él personalmente quien publicara esta sección, pero desgraciadamente falleció ayer mismo víctima de esta misteriosa "epidemia" que afecta a abejas, abejorros y otros polinizadores y que hoy queremos denunciar aquí.   
     Quizás habréis oído hablar, en los diferentes medios de comunicación, de una desaparición inexplicable de grandes poblaciones de abejas, ocurridas en un corto período de tiempo y especialmente en colmenas del hemisferio norte. Este suceso es lo que se ha venido a denominar "Síndrome de Despoblamiento de las Colmenas" (SDC) o "Colony Collapse Disorder" (CCD) para el mundo anglosajón.
Este síndrome no sólo afecta a las abejas, también a
otros insectos polinizadores como abejorros, mariposas,
escarabajos o sírfidos. Esto nos hace pensar en
algunos insecticidas como causa más probable.
     Al ser un hecho inexplicable nos lleva a preguntarnos que ha podido provocar esta desaparición e intentar encontrar las causas de este terrible acontecimiento que acaba con la mayor parte de la población de las obreras adultas de las colmenas, dejando a la reina sola con unas pocas abejas recién nacidas y cuyo misterio se acentúa tras comprobar la total ausencia de abejas muertas en el interior de las colmenas o en sus cercanías.
     Ante la necesidad de explicar este acontecimiento se han propuesto múltiples agentes causales tales como virus, hongos, insecticidas o incluso las radiaciones de las antenas de telefonía. También se han descrito otros factores ambientales como el cambio climático o la pérdida de diversidad genética de las abejas causada por el manejo humano en la industria de la miel. Tal vez no haya una sola causa sino que sea una combinación de todos esos factores, de cualquier manera a nosotros nos gustaría hacernos eco de unos recientes estudios que apuntan a ciertos plaguicidas llamados "neonicotinoides" como causa muy probable de este colapso. Estos pesticidas sistémicos se utilizan de forma rutinaria y desmesurada en nuestros cultivos para eliminar pulgones y otros insectos chupadores. Afectan a toda la planta contaminando también el néctar y el polen actuando sobre el sistema nervioso central de los insectos polinizadores (abejas, abejorros, mariposas, sírfidos, escarabajos, etc). 
Confidor es la marca de insecticidas más utilizada
por agricultores españoles. Ahora ha sido señalada
como una de las posibles sustancias responsables
de este desastre.
El estudio concluye señalando tres sustancias como culpables: Clothianidin, Thiamethoxam e Imidacloprid, esta última es la sustancia activa del "Confidor", que es el pesticida más utilizado en la actualidad en nuestro país. De hecho los neonicotinoides son los insecticidas más ampliamente usados en todo el mundo aunque en algunos países su uso ha sido restringido y en otros como Francia, Alemania o Italia, con buen criterio, ya han sido prohibidos. ¿Debemos apelar al sentido común y esperar que el uso de estos y otros productos similares se usen de forma racional?.
    Pensad que pasaría si desaparecen los encargados de realizar una misión tan vital para la vida como es la polinización de las plantas. Las especies vegetales tienen flores adaptadas para ser polinizadas por el viento, por el agua, pero también por aves, roedores y sobre todo por insectos. Es fácil comprender que sin agentes polinizantes no se podría dar el desarrollo de las semillas y por lo tanto las especies vegetales se extinguirían. El viento y el agua nos garantizan aún la supervivencia de numerosas plantas, el resto de especies desgraciadamente están en peligro ya.

TIPOS DE INFLORESCENCIAS
     Los insectos polinizadores, en su incansable peregrinaje en busca del codiciado néctar que esconden las flores, se encuentran con un sinfín de contenedores de polen de muy diferentes formas y colores. A veces las flores aparecen de forma solitaria pero en muchas ocasiones las plantas suelen tener varias flores que se distribuyen en sorprendentes ramificaciones adquiriendo muy diversas formas. Estas ramificaciones de flores se denominan inflorescencias y pueden ser de varios tipos.
     Podríamos hacer una primera clasificación de las inflorescencias formando dos grandes grupos:
1-Racimosas: Caracterizadas por un crecimiento indefinido y cuya floración se dispone de abajo hacia arriba o de la periferia hacia el centro.
2-Cimosas: Caracterizadas, por el contrario, por un crecimiento determinado por el desarrollo de la primera flor y cuyo sentido de la floración discurre de arriba hacia abajo o del centro hacia la periferia.
     Tanto las inflorescencias racimosas como las cimosas  pueden ser simples, compuestas o a veces incluso mixtas.
De todas ellas haremos una descripción y para reconocerlas con mayor facilidad utilizaremos un esquema de su estructura y un ejemplo del tipo de inflorescencia.

1a-Inflorescencias racimosas simples

-Racimo: Las flores se distribuyen a lo largo de un eje y todas ellas aparecen pedunculadas.


-Espiga: Las flores se distribuyen a lo largo de un eje pero no están pedunculadas.


-Espiguilla: Es una inflorescencia típica de las gramíneas caracterizada por poseer dos brácteas estériles (GLUMAS) tras las que aparecen los ANTECIOS dípticos que están limitados a su vez por otras dos brácteas (GLUMELAS).


-Umbela: Las flores pedunculadas parten todas de un mismo punto.


-Corimbo: Los pedúnculos se distribuyen a lo largo de un eje y tienen distintas longitudes para que las flores aparezcan a la misma altura.


-Espádice: El eje es muy grueso y está cubierto por una enorme bráctea que no hay que confundir con la flor. Las auténticas flores son muy pequeñas y están adheridas al eje.


-Capítulo: Las flores se depositan sobre un plano. Puede ser simple o compuesto por dos tipos de flores.


-Amento: Las flores unisexuales y carentes de periantio se distribuyen sobre ejes pendulares.


1b-Racimosas compuestas


-Racimo compuesto: Es un racimo del que salen otros pequeños racimos.


-Umbela compuesta: Es una umbela que se vuelve a dividir en umbelas más pequeñas.


-Espiga compuesta: Es una espiga de la que emergen espiguillas sentadas.


-Panoja de espiguillas: Es un racimo ramificado de la que salen espiguillas pediceladas.


2-Inflorescencias cimosas


-Monocasio o cima unípara: Se caracteriza por tener un crecimiento del eje principal definido por el desarrollo de la primera flor formando una sola ramificación que a su vez vuelve a cumplir este proceso. Pueden presentar dos tipos de formas, helicoide o escorpioide.


-Dicasio o cima bípara: El crecimiento del eje principal es definido por el desarrollo de la primera flor pero de ella se originan dos ramificaciones que a su vez vuelven a cumplir este mismo proceso.


-Pleocasio o cima multípara: Igual a las anteriores pero de la primera flor se originan múltiples ramificaciones.


-Ciatio: Con apariencia de ser una única flor consta sin embargo de varias flores, una flor pistilada y múltiples flores estaminadas formadas por un solo estambre todas ellas rodeadas de un involucro de brácteas.


-Sicono: Con apariencia de fruto en realidad es una inflorescencia con forma de receptáculo que contiene en su interior flores imperfectas.